Sin que llegue el cartameño no hay feria.
Ahora que la ciudad de Málaga entra de lleno en sus fiestas mayores,
resulta interesante recordar la contribución de Cártama a estas fiestas.
La estrella de la
celebración eran el pendón real, con el que se ganó la ciudad y demás insignias
de guerra, que tenían en propiedad los señores de Casapalma, por tener el
título de Alférez Mayor de la ciudad á perpetuidad, con la obligación de llevar
la tarde de la víspera de la festividad, las dichas insignias al Ayuntamiento
para exponerlos en el balcón, y a la mañana siguiente, sacarlas en procesión
portándolas el Alférez Mayor, acompañado y de acuerdo con el Alguacil Mayor de
la ciudad, justicia, y demás caballeros regidores, desde la Casa Capitular
hasta la Catedral, Iglesia de Santiago, y vuelta al balcón Capitular.
Edificio del Antiguo
Ayuntamiento en la Plaza de la Constitución, en cuyo balcón depositaba el conde
de Casapalma el Estandarte Real, para que diesen comienzo las fiestas de la
ciudad. El número 1 marca el balcón que ocupaba el Conde de Casapalma para el
resto de actos oficiales.
Después de la procesión
se celebraban las fiestas, que incluían dos corridas de toros en el mismo día,
una por la mañana y otra por la tarde, a la que tenían obligación el gremio de
carniceros de la ciudad, de donar cuatro toros.
Este título trató de arrebatárselo en
1610 don Luis de Navarrete; pero pudo conservarlo don Francisco de Córdoba al
mostrar al Real Consejo de Madrid el documento de nombramiento junto con otro
del cabildo malagueño que le acredita como tal.
Pero no eran las fiestas la única ocasión en
que se posesionaba el pendón de la
ciudad; también con motivo de la aclamación de un nuevo monarca se seguía este
ritual, dando muestras de pleitesía. Entonces estas celebraciones se hacían en
Málaga y en Coín, como cabeza del corregimiento de las Cuatro Villas de la Hoya
(Coín, Cártama, Álora y Alhaurin). Siempre con la obligación de portar el
pendón durante la procesión el Alférez Mayor; salvo casos excepcionales, como
el de la aclamación del Rey Luis I en 1724, que no pudo acudir por estar fuera
de la ciudad el Conde de Casapalma y Fuensalida, en su lugar hubo de hacerlo
don Tomas Bernardo de Albelda, su teniente de Alférez Mayor.
Y en una tradición tan
importante para la Feria, como son los toros, también tuvieron los cartameños
su papel importante, ya que durante muchos años fueron las ganaderías cartameñas
las que abastecieron las corridas de la feria de Málaga, como puede leerse en
este cartel. Por algo habría de tener
Cártama dos ferias de ganado.
Incluso en algo tan importante como son los fuegos artificiales en la Feria
de Málaga era un cartameño el encargado de organizar el espectáculo.
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