Cuando Bonaparte pone en España sus
ojos encuentra un país en la miseria por culpa de calamidades y mal gobierno,
un gobierno sumido en enfrentamientos internos por el poder, incapaz de
administrar un país, situación que quiso aprovechar el francés para apoderarse
de él. Pero no se esperaba que a pesar de la penosa situación el pueblo se
opusiese a la invasión de forma tan patriótica, cuyo mejor ejemplo fueron los
históricos acontecimientos del 2 de mayo de 1808.
La revuelta madrileña del 2 de mayo de
1808 rompió la alianza con Francia que se había impuesto desde la Paz de
Basilea. España estaba regida por un régimen tradicional, muy distinto de los
aires modernizadores que impulsaba Napoleón. El pueblo llano, ignorante y
apegado a las antiguas costumbres, odiaba a los soldados extranjeros, que nada
hacían por ganarse simpatías y actuaban con una insoportable soberbia.
Para entonces Carlos IV se había visto
obligado a abdicar a favor de su hijo, que ocupo el trono con el nombre de
Fernando VII. Padre e hijo se habían desplazado a Bayona dejando en Madrid una
Junta de Gobierno en manos de Joaquín Murat, jefe de las tropas francesas.
Mientras las clases superiores y las
autoridades contemplaban tranquilamente los acontecimientos, en Madrid se
alzaron personas comunes, que se encontraban en la ciudad pero procedían de
todo el país.
Málaga se alzó en armas contra el
invasor francés el 30 de mayo. Don Teodoro Reding, que era a la sazón
Gobernador de Málaga, creó un cuerpo de ejército para mantener el orden en la
ciudad, y que luego marcharía a sus órdenes a la batalla de Bailen, compuesto
de:
un cuerpo de milicias;
una compañía de cazadores;
otra de artillería y
un escuadrón de caballería.
Bajo estas circunstancias destacó un
personaje bastante relacionado con Cártama; se trata del Teniente Coronel don Cristóbal
María Rubión Jiménez de Guzmán, Caballero de la Real Maestranza de Ronda y
Visitador general de Caballería del Reino, el cual solicito a la Junta de
Gobierno de Málaga la creación de un escuadrón de 150 jinetes denominado
“Voluntarios Nacionales de Málaga”, en él sólo podían ingresar vecinos honrados
y de buena conducta, que debían jurar sacrificar sus vidas y haciendas bajo las
ordenes de la Real Junta de Gobierno de Málaga; debían presentarse a partir del
día 24 de junio de 1808 en la casa del que sería su Comandante, don Cristóbal
María Rubión, en calle Carreterías esquina con Ollerías; con armas, caballo y
uniforme propio, y caso de carecer de algo se les facilitarían los medios para
adquirirlo.
En un principio sus funciones eran
hacer guardias en la ciudad, conducir y entregar documentos importantes,
asegurar el respeto a la justicia, vigilar y combatir avances enemigos,
defender la costa del contrabando y perseguir desertores y malhechores dentro y
fuera de la población, “hasta restituir
al Trono á nuestro Monarca el Señor Don Fernando VII, bajo el Patrocinio de
María Santísima de la Victoria y de los Santos Mártires Ciriaco y Paula, que
debían ser sus Patronos”; para lo que serian adiestrados en el manejo de
las armas y el caballo. Debían velar por el honor, libertad e independencia de
la Nación, la tranquilidad pública, el buen orden civil, respeto a los
Magistrados, amor al Soberano y defensa de la Religión y la Patria; quedando
obligados a obedecer las órdenes del Magistrado que representase a Fernando
VII.
El escuadrón de 150 jinetes se
dividiría en tres compañías de 50 voluntarios cada una, con un Capitán primero,
un Capitán segundo, un Teniente, un Alférez, un Sargento primero, dos segundos,
cuatro cabos y un trompeta cada una. La plana mayor la compondría el
Comandante, un Sargento mayor, un Ayudante primero, dos segundos, un Capellán
de honor, un Albéitar y un Picador. Sus funciones durarían el tiempo que durase
la guerra actual.
El uniforme consistiría en casaca
corta encarnada, vuelta, solapa y collarín negro con vivos blancos, calzón,
pantalón y chupín anteado, media bota, botones dorados, león de oro grabado en
el cuello de la casaca, sombreo redondo doblada el ala izquierda, con presilla
de galón de oro, escarapela y plumaje encarnado, armas, espada, pistolas,
canana negra con ocho cartuchos, y los voluntarios llevarían la distinción de
un cordón de oro al hombro izquierdo.
El estandarte del Cuerpo se componía
de tres armas grabadas, las de Castilla, las de la ciudad de Málaga y la efigie
de los santos mártires sus patronos.
Don Cristóbal María Rubión contrajo
matrimonio con doña María del Carmen Pizarro Despital, cuando esta se
encontraba viuda y dadas las propiedades que sus padres y abuelos habían poseído
en Cártama, zona de Valdeurracas, deducimos que tenían casa solariega dentro
del pueblo, a ello hay que sumar que fallecido el Teniente Coronel el 4 de
febrero de 1825, se le dio sepultura dentro de la iglesia parroquial, donde
hasta hace posos años se ha podido ver su lápida sepulcral.
Sin embargo, no hace ninguna mención a
estas circunstancias ni a sus posesiones en Cártama doña María del Carmen
Pizarro, cuando ya viuda del Capitán Cristóbal María Rubión, otorga testamento
en Málaga el 24 de mayo de 1932.
Buenas tardes. El uniforme que se presenta en esta entrada como "Voluntarios nacionales de Málaga" no es correcto. Si lo desean, se lo podemos facilitar. Asociación "Teodoro Reding", Málaga.
ResponderEliminarBuenas tardes.
ResponderEliminarLe agradecería sus rectificaciones, tanto en laminas como documentales, y asi las agregaré.
Muchas gracias, las recibire con gusto.
Saludos
Cartel con ilustración de la diseñadora malagueña Elena Pérez (Jelen Pérez): http://reding.files.wordpress.com/2014/02/cartel_ruta_conmemorativa_5_febrero_1810_15_febrero_2014__defensa_malaga_asociacion_teodoro_reding_204_aniversario_final.jpg
Eliminar¿este es el uniforme de Voluntarios de Málaga?
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