El
aprovechamiento de las fibras vegetales por el hombre es tan antiguo como la
historia de la humanidad, ya que, desde que el hombre toma conciencia e
inteligencia se ha servido de ellas, no solo para el vestir, también para
fabricar elementos de uso diario.
La
técnica común en las fibras vegetales es el entretejido entre sí de estas;
aprovechando la circunstancia de que pueden ser manipuladas al poco tiempo de
ser recogidas, las propiedades de elasticidad, ductilidad y resistencia, para
obtener una gran variedad de objetos.
Estas circunstancias han dado lugar a lo largo de la historia a una gran
variedad procedimientos de uso, costumbres, tradiciones, así como de piezas
resultantes de estos trabajos; que también son variables según periodo
histórico o el punto geográfico de procedencia.
Pero ciñéndonos al marco geográfico que nos ocupa, que es Cártama, hay
que diferencias varías especies con las que tradicionalmente se ha trabajado,
estas son:
-la caña,
-el esparto,
-la palma,
-el mimbre
-la sarga.
Con esta materia prima creciendo de forma silvestre por la sierra y
campos, era rara la casa que no elaboraba sus propios productos.
La caña. (arundo donax)
Planta gramínea de tallo hueco y flexible que alcanza y supera
fácilmente los cuatro metros de altura, sus hojas son lanceoladas, anchas,
ásperas y muy largas; florece en lo más alto de la caña en forma de panochas
violáceas y da las flores en otoño. Crece en lugares pantanosos y riberas de
los ríos en colonias silvestres llamados “cañaverales”.
Se
pueden recoger en cualquier época del año, aunque si van a ser guardadas para
manufacturarlas con posterioridad, es mejor cortarlas en verano.
El
secado debe hacerse con las cañas puestas de pie en haces llamados “garberas”,
que permite que estas estén separadas y se aireen mejor. Una vez secas se
limpian de hojas secas y se guardan para cuando se vayan a trabajar.
Las garberas. |
Para ser trabajadas de “casquean” ó
rajan a lo largo en tiras; cuanto más finas, más delicado el trabajo
resultante. Si tan sólo están oreadas, se pueden trabajar directamente, pero si
llevan un tiempo almacenadas y están demasiado secas, deben mojarse durante un
tiempo, que puede variar entre unas horas o una noche, según el punto de vista
del artesano; para de esta forma pierdan rigidez y sean más dóciles al
manejarlas.
Para la fabricación de un canasto o recipiente similar, se colocan las
tiras más gruesas, llamadas “maestras” ó “guías”, en el suelo en forma de
estrella; desde el centro del cual se inicia el entretejido en circulo con
tiras más finas llamadas “tirillas”, procurando que cuando las “tirillas cruzan
con las “maestras”, una lo haga por arriba de esta y otra por abajo.
Cuando se alcanzan las dimensiones deseadas para el recipiente, llamada
“ruedo” ó “culo”, se procede a hacer la “cruja”, estos es, hacer crujir las
“maestras” en ángulo para dar inicio a los costados de la pieza, siguiendo el
mismo procedimiento anterior, pero con la precaución de que no se partan las
“crujas”, porque podría perderse todo el trabajo.
Si
el recipiente es demasiado voluminoso necesita ser reforzado con “maestras”
adicionales, llamadas “costillas”, formando el “encostillar” que refuerza los
laterales.
El
“ribete” ó “borde”, una vez alcanzada la altura deseada, se consigue doblando
sobre sí el sobrante de las “maestras” y las “tiras”; reservando algunas de
ellas en posición opuesta para las asas.
Las herramientas propias de este oficio son:
-
La hoz:
para cortar las cañas.
-
La
faca, navaja o cuchillo: para rajar o casquear y para limpiar los nudos.
Otro de los productos resultantes de la caña son los “zarzos”, “cañizos”
ó paneles de caña, usados tradicionalmente en todo el Mediterráneo en paredes,
techos y cercados, con variantes locales.
Ejemplo de utilidad del cañizo en la plantación de tomates. |
En
este ramo Cártama fue líder de producción nivel nacional a principios del siglo
XX.
El
“zarzo” es un tejido plano que se hacía con cañas secas
enteras a todo su largo que previa humidificación se cascaban y quedaban
hechas tiras casi homogéneas. Se entretejían las tiras en forma vertical unas
con otras recogiéndose por los bordes para que no quedasen las puntas de
frente, al estilo del borde de los canastos. Las piezas eran rectangulares y
podía ser de superficie variable, según demanda, aunque no en demasía para que
guardasen su rigidez, lo normal podría ser 1,50 x 2,30 o así, guardaban una
proporción constante entre el largo y el ancho. No se utilizaba otro material
que la caña seleccionada al efecto.
Ejemplo de techumbre de cañizos. |
Su utilidad; hacer sombra en una
terraza, dividir un espacio estilo mampara, hacerlo servir de tabique
enyesado por lado y lado, utilizarlo en secaderos, etc.
Las herramientas utilizadas en este
caso, son:
-
La urdimbre: alambre o cuerdas usadas en el cocido de los
paños.
-
La peladora: máquina en la que se desbrozan o limpian las
cañas.
-
La abridora: con la que se cortan.
-
El telar: en donde se tejen.
El esparto. (stipa tenacissima).
Gramínea de hojas filiformes, largas y resistentes; crece en zonas secas
de montaña del sur de España y norte de África. Sus espiguillas son unifloras y
hermafroditas fértiles con panocha contraída. Florece en primavera.
Los antiguos labradores eran, además,
manufactureros, esto quiere decir, que se fabricaban ellos mismo las sogas de
diferentes medidas y grosor (de dos, tres, cinco ramales, o más); solían
colocar en el escalón de piedra de su casa, un manojo de esparto previamente
cocido en agua en una alberca, pozo o charco; le daban repetidos golpes con una
maja de palo duro, hasta dejar el esparto hecho fibra. Esta faena era llamada
“majar el esparto”, y la solían hacer los días de
lluvia, que no iban al campo. Cogido el manojo, se lo colocaban bajo el brazo
izquierdo; hacían las sogas precisas para cargar productos del campo en las
caballerías; hacían hondas para el ganado; cosían jáquimas; reparaban los
aperos de labranza (albardones, ataharres, cinchas).
El proceso era sacar el esparto de un
tirón y se ponía al sol para secarlo. Una vez seco se hacían manojos y se cocían
con agua y la manera de cocerlo era haciendo una especie de haz que se
introducía en la acequia durante varios días, después se secaba de nuevo y una
vez seco se cogía en manojos, se buscaba una piedra que estuviera agarrada al
suelo y que fuera grande y lo mas llana posible y se le empezaba a majar con la
maja hasta que estuviera suave para empezar a hacer “carriscales” o pleitas
para elaborar sobre todo alpargates.
Había en Cártama una tienda que era de
“Paquillo Juanramo”, en la que se vendían estos productos. Otra opción era
llevarlos a vender a Málaga.
NOTA: el “carriscal” era una pleita de
tres cabos un poco más estrechita y la pleita era más ancha de 5, 6 y hasta 12
cabos a ramales.
Cuando metías
el esparto en la acequia para que se cociera, no te podías despegar mucho
tiempo de él porque te lo quitaban. Siempre se buscaba donde hubiera cañas al
borde de la acequia para camuflarlo, porque había que amarrar el haz y ponerle
piedras encima para que el agua lo cubriera y así se tiraba dos días y dos
noches.
El trenzado del esparto se llama “pleita” y se confecciona con ramales
en número impar a partir de tres. Cuantos más ramales tenga más complicado es
un trabajo, pero mejor terminado queda. Estos se clasifican de la siguiente
forma:
De 3 ó 5 ramales: para hacer toza o soga.
De 7 ramales: para cinchos y forros.
De 9 ó 13 ramales: para serones y capachas.
De 17 ó 21 ramales: para quesos, conocida como “pleita fina”.
Las principales piezas que se elaboran con este material son:
alpargatas, capachas para llevar comida, capachas de prensa de uva o aceite,
cestas, cestos, espuertas, esteras, esterillas, forros de botellas, frontiles,
hondas, medidas de queso, rondeles, serones, soplillos, tomizas, sogas y
cuerdas.
Las herramientas con que se trabaja son:
-
La
maja: maza de madera de encina de una sola pieza en forma tubular.
-
La
losa: elemento plano de piedra sobre el que se maja el esparto con la maja.
-
Aguja
espartera: de unos 10 centímetros de largo, algo corva en su extremo y dos ojos
en la cabeza. Se usa para coser con tomiza.
-
Aguja
almarada: aguja grande que se usa para coser alpargatas. Tiene un ojo en la
punta y mango de madera para hacer fuerza.
Estas
faenas han desaparecido prácticamente, ya que apenas hay bestias y además las
cuerdas y demás utensilios de campo se compran de plástico, goma y otras
materias modernas y evita tanto trabajo al agricultor.
La palma. (chamaerops
humilis)
La planta conocida popularmente como “palmito” es una palma de muy poca
altura, con hojas muy grandes y extendidas en forma de abanico, formada cada
una de ellas por unas 20 “lacinias” de unos 30 centímetros de longitud. Su flor
es amarilla y el fruto es una especie de dátil rojizo, comestible y de sabor
dulzón. El tallo aun no desarrollado, blanquecino y carnoso, también es
comestible. Durante siglos comercializado y muy valorado por su sabor, hoy se
encuentra prohibida su recolección.
Una vez recolectadas las hojas de la palma, se exponen al sol durante
cuatro semanas, dos por cada lado, hasta que secan. Seguidamente son cordados
en tiras los lóbulos de la hoja llamados “lacinias”, siguiendo su propio
nervio.
Como es habitual en estos materiales, para ser trabajadas son remojadas,
para que recuperen flexibilidad.
Se trabaja de modo similar al
esparto, elaborando una “pleita”, siempre en número impar. Con las de 5 ramales
se elaboran sombreros y piezas que necesiten una mejor presencia. La de 9
ramales, llamada “pleita basta”, se trabaja de dos en dos, y el resultado es de
menor calidad, mayor anchura y textura floja; se emplea para espuertas, seretes
y similares.
Durante siglos ha sido este un complemento a las economías familiares.
El marido cortaba en el campo la palma que serviría como materia prima, labor
dura y penosa, que implicaba acabar con las manos ensangrentadas por las
inevitables púas que infringían multitud de arañazos. A partir de aquí la mujer solía continuar con el resto del proceso hasta el producto terminado;
aunque los días de lluvias o faltos de trabajo se hacía en común.
La Pita. (agave
americana)
En un principio no pensaba incluir esta planta en el presente artículo,
ya que pensaba dedicarlo a las que se han trabajado de forma industrial; pero
ante la sugerencia de varios amigos y sus aportaciones sobre ella he decidido
seguir el consejo de “mis maestros”.
Oriunda de México, de la familia de las amarilidáceas, es una planta muy
resistente en terrenos áridos. Sus hojas crecen desde el suelo, grandes, lanceoladas
y carnosas, desde un solo tallo central. Florece una sola vez en su vida y
muere tras esta floración, fenómeno conocido como “monocarpismo”; a su muerte
deja abundante descendencia en la raíz, en forma de “hijuelos”.
Entre los productos que se obtienen de esta plata están varias clases de
bebidas, como el mezcal, pulque, tequila y comiteco.
Pero el uso más común en España es el aprovechamiento de las fibras de
sus hojas, a las que llamamos “pitas”, para la fabricación de alpargates y
cuerdas de distintos calibres; en la mayoría de las ocasiones a nivel casero,
según la necesidad y el ingenio de cada familia.
Para la obtención de estas fibras se machacan las hojas y sentado, sobre
una tabla preparada para esta faena, que se coloca sobre las rodillas un extremo
y el otro sobre el suelo. Colocada la pita machacada sobre esta tabla en forma longitudinal,
se pasa una hoja de metal sobre ella, siempre desde arriba hacia abajo, hasta liberarla
totalmente de la pulpa. Para esta faena es necesario proteger manos, brazos y piernas,
ya que los jugos propios de la planta incluyen “saponinas” y cristales de “oxalato cálcico”,
que son sumamente abrasivos sobre la piel; incluso
los vapores desprendidos de este proceso irritan los ojos. Un vez liberadas las
fibras se colocan extendidas a secar para que evaporen toda humedad.
Este material
se manipula de forma similar al esparto, pero al ser más más blanco y suave, el
resultado es un trabajo más fino.
“Frontiles” para yunta de vacas, fabricado en Cártama a finales del siglo XIX, en esparto y pita. |
Especialmente
sensible a este material fue Cipriano Díaz Ramírez (1865-1941), de profesión trasportista
entre Cártama y Málaga, al que entregaban los paquetes ya amarrados y que él se
encargaba de colocar y sujetar en su carreta. Como conocedor de la sensibilidad
de su piel a este material, repetía continuamente a quienes le traían los paquetes:
—¡de pitaz ná, de pitaz ná!—
lo cual derivó en el apodo de “Pitana” que
aun hoy se conoce.
LAS FÁBRICAS.
La
demanda de estos productos dio origen a la fabricación de forma industrial, que
en Cártama se hizo patente en varias empresas dedicadas a la elaboración de una
amplia gama de derivados de estas fibras.
Fabrica de canastos Hermanos Faura.
La
familia de este apellido fue creadora en Cártama de un complejo industrial que
abarcaba no sólo la manufactura de fibras vegetales; también la cerámica, los
embutidos y los espectáculos, como se detalla en el artículo dedicado a esta
familia. Pero concretamente en el campo que aquí tratamos, fue creadora de una
fábrica de canastos de caña; que como veremos más adelante, al fusionarse con
nuevos inversores, tomó el nombre de “INDUCAÑA”.
Cañaverales Andaluces.
Me
consta la existencia de esta empresa al menos entre 1948 y 1960, fundada por
don Juan Marín Cañamero, como parte del complejo industrial familiar, en el que
se incluía la molienda aceitera y harinera, la agricultura cerealistica y
hortícola, y las vides americanas. Al fallecimiento de este señor se hicieron
cargo sus hijos de todo el legado industrial, cada uno de ellos con una misión
explicita.
En
el sector de la caña fueron pioneros al ofertar como novedad los paneles de
cañizos cosidos con alambre galvanizado ó de acero, ya desde 1948; material que
entonces había que comprar en Madrid.
El
cañizo se producía en varias categorías, dependiendo de si la caña iba entera o
abierta, gruesa o fina, cosida con cuerda o con alambre; algo similar ocurría
con los canastos. La clientela se extendía hasta Canarias, donde la utilizaban
para el tomate.
Al fondo, garberas de los hermanos Marín, en lo que hoy es el Santo Cristo. |
Fecha: 1956-57.
Localización: Antigua fábrica
de canastas de la familia Marín. Los trabajadores cobraban a un real la
canasta, no pasando de 16 pesetas al día el que más cobraba, lo que supone un
total de 64 canastas diarias. Lógicamente, en la fabricación de una canasta
participaban varias personas, cada cual con una misión distinta, al objeto de
facilitar y aumentar la producción. La mayoría de estas fueron utilizadas en la
cosecha de la alcachofa.
Personas que
aparecen:
1.
|
Antonio
Hidalgo, “Paino”.
|
2.
|
Miguel
Rebollo Vargas. “Chato Linares”.
|
3.
|
Paca
Rodríguez Criado, hermana del Lorito.
|
4.
|
Vicente
Santana, “el rubio vicentillo”.
|
5.
|
Rosita
Codes, “la niña de la Codes”.
|
6.
|
José
Ruiz Ortiz, “Bienteveo”.
|
7.
|
Loli
Codes Romero, “las cabras” ó “la del pastor”.
|
8.
|
José
Díaz Serrano, “el cheta”.
|
9.
|
Antonio
Duarte, “Antoñito Paca”.
|
10.
|
Francisco
Hidalgo, “Paquito el regular”, hermano de Paino.
|
11.
|
Juan
Ocaña Campaña, “Juanito los dulces”.
|
12.
|
Rafael
rebollo Vargas, “Carpanta”, hermano de la Concha y del Chato Linares.
|
13.
|
María
Codes, “la Codes”.
|
14.
|
Rosalía
Rebollo Vargas, hermana del Carpanta.
|
15.
|
Isabel
Ocaña Campaña, “la peripucha”.
|
16.
|
Concha
Rebollo Vargas.
|
17.
|
Remedios
Carrera Ocaña, “la rabita”.
|
18.
|
Francisco
Orejuela Plaza, “Paco caridad”.
|
19.
|
Antonio
Cortes Rebollo, “El Valencia”.
|
20.
|
José
Orejuela Plaza, “Pepe caridad”.
|
21.
|
Remedios
Porras Berrocal, “la de Manolito Porras”.
|
INDUCAÑA.
Durante las posguerra española, la crisis económica obligo a los
hermanos Faura a buscar fondos para continuar con sus empresas. Fue entonces
cuando se asociaron con don José Soler Pacreu y don Miguel García Estañól,
gerente de industrias “Prolongo”; creando la “INDUCAÑA” ó “Industrias de la
caña y derivados”; en la que se fabricaba; “zarzos” de caña, escobas, crin y
bovedillas de caña y madera para techos.
Paralela a esta empresa y en un solar de la cercana calle “Carmen
Juanola”, se creó “INDUCRIN”, dedicada a toda la producción derivada de la
palma.
Los hombres solían hacer de palmeros, es decir, salían al monte a
recoger haces de palmas, con cinco haces se componía una carga, que traían a la
fábrica. Las mujeres peinaban la palma en el rolo, para fabricar el “crin”.
Para la elaboración de cuerdas con “crin” se usaba una máquina llamada
“trenzadora”.
Año 1952. |
Fecha: 1957.
Localización: La antigua
fábrica de “INDUCAÑA”, también llamada “Industria de la caña y derivados”;
estuvo situada a orillas de la Avenida de Andalucía de la Estación de Cártama,
ocupando la parcela delimitada por lo que hoy son las calles Iglesia y Coral.
Motivo: Corresponde la
imagen a un momento en la hora de la comida de medio día. De los que aparecen
en la fotografía; Cristóbal Viudez Gálvez, había abandonado ya esta empresa,
para entrar a trabajar en un tejar cercano; su hermano Antonio Viudez, se
mantuvo en ella hasta el año 1959, fecha en que se marchó a Barcelona, pero
ambos seguían juntándose para comer; “el liebre” preparaba los rollos de
alambre para tejer los cañizos; José Serrano se encargaba de clasificar las
colas de las cañas para distinguir las calidades de los cañizos en superior e
inferior; “telaraña” y “cupianes” eran considerados buenos oficiales, y fueron
delegados sindicales; “Bazán”, buen tejedor, se encargaba de hacer los
“zarzos”, un tejido plano de caña sin cortar a medida; los más niños se
dedicaban a limpiar las hojas de las cañas y apilarlas en “garberas”, en el
exterior del recinto, listas para ser trabajadas. La materia prima, cañas,
“crin” para las escobas, y otros útiles, eran servidas por Francisco Carillo
“Frasquito”, y su ayudante “el pelao”, que las traían cada mañana en una batea
de cuatro ruedas tirada por un mulo.
Otras personas que trabajaron en esta empresa pero no aparecen en la foto,
son: “el troya”, tejedor de cañas; “Antoñito”, el encargado, y “Paquito”, el de
la oficina, quien además amenizaba las verbenas y demás fiestas de la Estación
de Cártama con su conjunto.
N.
|
Personas
que aparecen:
|
1.
|
Francisco Hidalgo, “Paco Telaraña”.
|
2.
|
Cristóbal Viudez Gálvez.
|
3.
|
José Agüera, “Bazán”.
|
4.
|
Antonio Díaz Ocaña; “Palmero”.
|
5.
|
Cristóbal Gómez Baquero, “El Ponzo”.
|
6.
|
Miguel Orejuela.
|
7.
|
Antonio Viudez Gálvez.
|
8.
|
Francisco Istan Moreno, “Carón”.
|
9.
|
José Agüera Miranda, “Verdejo”.
|
10.
|
Antonio Fernández Baquero, “Cupianes”.
|
11.
|
José Serrano Campaña, “el Guerrero”.
|
12.
|
Francisco Cuenca Merino.
|
13.
|
Juan Mairena Botello, “El Liebre”.
|
14.
|
Matías Miranda Cañamero.
|
15.
|
José Santana Rueda, “coletilla”, hijo
del “coleta”.
|
16.
|
Bartolo “El Apañao”.
|
Año 1958. |
Personas que aparecen:
1.
|
|
2.
|
“Paquito
Calero”.
|
3.
|
Miguel
Orejuela, “el sandía”.
|
4.
|
|
5.
|
Antonio Gómez
Baquero.
|
6.
|
Francisco
Hidalgo, “Paco Telaraña”.
|
7.
|
Antonio Trujillo Díaz.
|
8.
|
|
9.
|
“Pepe el Lucas”.
|
10.
|
|
11.
|
Antonio
Fernández Baquero, “Cupianes”.
|
12.
|
José Fernández
Baquero.
|
13.
|
Manolo, tractorista
de los hermanos Marín.
|
14.
|
José “guerrerillo”.
|
15.
|
Cristóbal Gómez
Baquero, “El Ponzo”.
|
16.
|
José
Agüera Miranda, “Verdejo”.
|
17.
|
Bartolo
“El Apañao”.
|
Personas que aparecen:
1.
|
“Paquito
Calero”.
|
2.
|
Antonio Gómez
Baquero.
|
3.
|
José Díaz Agüera,
“Pepe parrabano”.
|
4.
|
|
5.
|
Antonio Díaz
Agüera, “parrabano”.
|
6.
|
Cristóbal Gómez
Baquero, “El Ponzo”.
|
7.
|
|
8.
|
|
9.
|
José
Guerrero.
|
10.
|
|
11.
|
Juan Ocaña
Campaña, “Juanito los dulces”.
|
12.
|
José Díaz Garrido,
“el seco”.
|
13.
|
Antonio
Fernández Baquero, “Cupianes”.
|
El Crin.
Esta fábrica que fue propiedad de la familia Baquero, estuvo en funcionamiento entre 1956 y 1968. Situada en la actual calle de Santa Ana, a espaldas de
la casa natal de González Marín.
Se
dedicaba en su mayor parte a la fabricación de “crin”; elemento que se obtenía
al pasar las hojas de palma por un tubo con púas de acero, llamado “el bombo”,
a modo de peinado de las hojas; la
materia resultante se ponía a secar estendida al sol y era similar al esparto,
pero más fina y maleble. Se usaba para forrar asientos, relleno de colchones,
fabricacion de cuerdas de distintos calibres y para confección de uniformes
militares.
Estas faenas no dejaba de
estar exenta de peligros, al igual que las del resto de las fábricas aquí
descritas; Pero concretamente en esta he sabido del recuerdo fisico que aun hoy
conserva “Frasquito Concha”, de una uña de un dedo de la mano partida en dos al
ser cogida por las puas del bombo. No es el único y me consta que hay más
personas que con este tipo de cicatrices y anecdotas; pero a pesar de todo, el
ambiente entre ellos era alegre y cordial, como se puede apreciar en las
fotografías.
Fecha: 1965.
Localización: Fábrica del
Crin. En la imagen se aprecian dos grupos. Los que están agachados son los
tejedores y los que están de pie los hiladores.
Personas
que aparecen:
1.
|
Manuel Vargas Martín, “el carpintero”.
|
2.
|
Pepe
Vargas Baquero, “escoplo”.
|
3.
|
Francisco
López Ocaña, “pichirri”.
|
4.
|
José
Santana Plaza, “tarugo”.
|
5.
|
Miguel
Ocaña Aranda, “matagatos”.
|
6.
|
Diego
Pérez Martín, “Arroyo Hondo”.
|
7.
|
Antonio
Balbuena Trujillo, “el tejeringuero”.
|
8.
|
Antonio
Pérez Martín, “Arroyo Hondo”.
|
9.
|
Manuel
Postigo Moreno, “manguy”. Subido sobre unas poleas.
|
10.
|
Francisco
Hidalgo Postigo, “coleta”. Subido sobre unas poleas.
|
11.
|
Juan
López Ocaña, “pichirri”.
|
12.
|
Manuel
Fernández Bautista, “el patilla”.
|
1.
|
Antonio “Epifanio”.
|
2.
|
Salvador Luque postigo “rabuchín”.
|
3.
|
José Garrido Palmero, “Pepe el pella”.
|
4.
|
Juan Vargas Martín, “Juanito astasio”.
|
5.
|
Francisca Pérez Pacheco, “Paquita
nena”.
|
6.
|
Andrés Garrido Palmero “el pella”.
|
1.
|
Francisca Pérez Pacheco, “Paquita
nena”.
|
2.
|
Rafael Vargas Ruiz, “de Catalina la
del Lagar”.
|
3.
|
Juan, hermano del anterior.
|
4.
|
Remedios Garrido, hermana de
Ascensión.
|
Personas
que aparecen:
1.
|
De Sevilla, llegó a Cártama este señor
buscando trabajo.
|
12.
|
Remedios Vargas Ruiz, “de Catalina
Lagar”.
|
2.
|
No trabajaba aquí, pero se agregó para
salir en la foto.
|
13.
|
Remedios Jiménez Rodríguez, “la
carbonera”.
|
3.
|
“La Taruga”. No trabajaba aquí, pero
se agregó para salir en la foto.
|
14.
|
Manuel Bedoya Ramírez.
|
4.
|
Antonio “el visco”. No trabajaba aquí,
pero se agregó para salir en la foto.
|
15.
|
Remedios Prieto Ramírez.
|
5.
|
Antonio Postigo Postigo, “de Inés”.
|
16.
|
Francisca Pérez Pacheco, “Paquita
nena”.
|
6.
|
Trini López Vázquez, esposa del nº 5.
|
17.
|
Josefina Ocaña Campaña “de Juanito los
dulces”.
|
7.
|
Remedios Garrido.
|
18.
|
Paco, esposo de Antonia “el almacén”.
|
8.
|
José Vargas Ruiz, “mazo”.
|
19.
|
Rafael Vargas Ruiz, “de Catalina
Lagar”.
|
9.
|
Anichi, prima del “cuti”.
|
20.
|
Juan, “el arrorro”.
|
10.
|
Juan José Baquero Luque “Talento”.
|
21.
|
Andrés Bedoya Ramírez.
|
11.
|
Josefina Pacheco Ruiz, “la chica
canales”.
|
22.
|
“el sevillano”, porque vino de Sevilla
buscando trabajo.
|
1.
|
Juan Vargas, “el arrorro”.
|
2.
|
María Triana, “la de cara peñón”.
|
3.
|
Francisca Pérez Pacheco, “Paquita
nena”.
|
4.
|
Trini López, esposa de “Antonio de
Inés”.
|
5.
|
Remedios Díaz López, “la del
chiquitín”.
|
6.
|
Rafael, de “Catalina Lagar”.
|
7.
|
Remedios Garrido.
|
1.
|
Trini López Vázquez, esposa de
“Antonio de Inés”.
|
2.
|
Francisco Porras Ortiz, “Frasquito
Concha”.
|
3.
|
Francisca Pérez Pacheco, “Paquita
nena”.
|
4.
|
Reme Díaz López “la del chiquitín”.
|
5.
|
José Bedoya, “Pepe el chirro”.
|
6.
|
Anichi López Vázquez, hermana del nº
1.
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1.
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María Luisa.
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2.
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Remedios, “la banza”.
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3.
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Remedios Ocaña Díaz, “mameni”.
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4.
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María “cara peñón”.
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5.
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Remedios Doña.
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6.
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Francisco Porras Baquero, hermano de
Cristóbal “el Cueto”.
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7.
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Trini López Vázquez, esposa de
“Antonio de Inés”.
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8.
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Josefina Pacheco, hermana del
“emparra”.
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9.
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Francisca Pérez Pacheco, “Paquita
nena”.
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1.- Remedios
Jiménez Rodríguez, “la carbonera”.
2.- Josefina
Ocaña Campaña “la de Juanito los dulces”.
Ya
en tiempos más reciente otras empresas y particulares se han dedicado a
fabricar este tipo de productos; entre las que podemos recordar a;
Industrias
“Cufer”.- Fábrica de cañizos que existió en la subida a Cártama
desde la Estación. Fue lo más adelantado en este ramo por los años 70, porque
incorporó la maquinaría eléctrica, para abrir y cortar las cañas a medida.
Juan rebollo Vargas, “Juanillo las
canastas”; y su hermano Salvador Rebollo Vargas.
Y algunos otros como “los monos” y “el
pelao”.
Grupo de amigas subidas a la máquina
de tejer en el “Telar del Pelao”, año de 1974. En el lugar conocido como “el
muladar”, entre los “Caños Gordos” y la carretera de Coín. Se puede comprobar
que es el momento de expansión urbana por esta zona.
Personas que aparecen:
1.- Ana Agüera Miranda.
2.- Toñi Aranda García, “granaera”.
3.- Loli Gómez Plaza, “taruga”.
4.- Pepi García Prieto, “Pepi Alejo”.
5.- Toñi Vargas Díaz, "Alcántara".
6.- Isabel López Luque, “del bombo”.
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Uno de los últimos artesanos del cañizo en Cártama. (Foto: Pablo Rebollar.) |
Ubicación de "Industrias del cañizo CUFER". |
Pero el que ha perdurado hasta nuestros días manteniendo la tradición
artesanal es “Juan casquete”, como se le conoce en el pueblo. El último que
queda en el valle del Guadalhorce, y posiblemente en la provincia de Málaga.
Este trabajo ha sido posible gracias a
las aportaciones desinteresadas de:
-
Remedios
Jiménez Rodríguez.
-
Francisca
Pérez Pacheco.
-
Antonia
Florido Rueda.
-
Rosalía
Rebollo Vargas.
-
Noelia
Hidalgo Triana.
-
Lola
Ramírez Marín.
-
Pepi
García Prieto.
-
Francisco
Porras Ortiz.
-
Juan
Bedoya Vargas.
-
Antonio
Viudez Gálvez.
-
Salvador
Fernández Rebollo.
-
Francisco
Hidalgo Postigo.
-
Cristóbal
Gómez Baquero.
-
Francisco
Jiménez Mairena.
-
Manuel
Miranda Roldán
-
Archivo
Histórico Municipal de Cártama.
A todos ellos, gracias por dedicarme su
tiempo y confiarme sus recuerdos.
Hubiese sido un reportaje más completo y ajustado de haberse contado con el testimonio de las personas emprendedoras que en tiempos difíciles se atrevieron a iniciar este tipo de actividad, en especial el de la palma, con expresión de sus mercados, comercialización, exportación a toda Europa directa o a través de almacenistas (E. Morente, Taillefer, etc), lucha competitiva en todos los mercados con el Crin Vegetal de Marruecos con costes laborales más bajos, mayor horario de trabajo, etc. cosa que sigue siendo así hoy en otras actividades. Todo hasta que apareció la goma espuma que suplió a las fibras vegetales y animales. Al prin cipio, una par de años, había que "peinar" la palma en "bombos" rotatorio que ofrecían cierto riesgo, pero después de instalaron tras su invención máquinas peinadoras automáticas de alto coste. Su parte negativa que quitaron unos 10 puestos de trabajo diarios. Gracias
ResponderEliminarNo se trata de hacer un estudio de mercado. Se trata de sacar a la luz las cosas por las Cártama es especial.
EliminarMe ha parecido muy interesante, bien desarrollado, sin saltos, sin personalismos del autor, sin palabras inventadas, sin gargarismos incrompensibles, linealidad en el tiempo, y con un final. Todo ajustado a lo que se espera uno desde que se lee la primera línea. Muy interesante y pedagógico. Con este tipo de trabajo sí es posible que todos los cartameños accedamos a conocer nuestro pasado sin reescribir los libros de historia ni aprender a odiar a alguien. Muchas gracias
ResponderEliminarSe lo agradezco mucho. Aun así, estoy a la espera de aprender más cosas para incorporarlas.
EliminarGracias Fernando por este trabajo y por todos los demás y felicitarte por esa labor y como no, animarte, para que continúe dándonos a conocer la historia de nuestro pueblo, permaneciendo tu persona en segundo lugar. Realmente lo mas importante es la historia en sí. Saludos¡¡¡¡
ResponderEliminarNinguna persona es lo grande que dice ser; es grande por lo que es capaz de hacer.
ResponderEliminarYo estoy feliz con lo que hago y para mí es suficiente; pero ademas tus palabras inyectan animo para trabajar más y mejor. Gracias.
En el telar que estaba situado en calle Sevilla recuerdo gente cargando escobas en los camiones cuando yo era niño. Seguramente que otra variedad de los productos que se fabricaban en la época. ¿Alguien se acuerda?
ResponderEliminarEnhorabuena Fernando nos transportas a otros tiempos ya vividos..
Lucas Cordero