Los primeros pobladores cristianos,
nada más ocupar las casas musulmanas, hicieron numerosas reformas además de
construir nuevas viviendas. El propio Consejo se encargó de marcar los límites
y anchuras de las calles.
Hacia 1564, el holandés Georgius Hoefnagel
reflejo en un grabado una imagen de la Cártama de aquellos años, junto a otros
muchos. Pero poca o ninguna fiabilidad nos merece esta imagen, ya que, al
margen del perfil paisajístico, resulta difícil encontrar elementos que
coincidan con la realidad.
El primitivo núcleo urbano de pobladores
cristianos, a partir del que comenzaría a expandirse la Cártama moderna lo
formaba un conglomerado de viviendas apretujadas junto al adarve del castillo.
Este sería delimitado por el Poniente
por la plaza del Pilar Alto, la Iglesia y la actual calle “Sáenz de Tejada”; la
cual debió existir siempre como aliviadero natural de la plaza, de donde
tomaría su primitivo nombre de “calle del Agua”; pero su delimitación por
viviendas puede documentarse entre 1580 y 1667, gracias a la interpretación
arquitectónica y heráldica de las casonas blasonadas de Gálvez y Andrade.
En 1580, Garcí Gómez de Gálvez y
Carmona, natural de Santaella (Córdoba), recibe certificación de nobleza para
presentar ante el Ayuntamiento de Cártama y se le dé el trato de noble con
derecho a poner escudo de armas en su casa.
En 1647, fecha aproximada, nace don
Pedro Bautista de Andrade Sotomayor, en el cual se unen por línea paterna y
materna los apellidos que representa este blasón.
Casa de los Andrade. |
Por el Norte nos consta ya en 1629 la
existencia de la calle “carrera” ó de los carros y carruajes; aunque hemos de
entender que ya existía en 1493, porque si los repartimientos citan una “calle
de en medio”, lo lógico es que exista también una “calle de abajo”. A ella daban
puertas en su origen las cuadras, corrales y tinaos, por donde los vecinos
sacaban el estiércol que vertían en el “muladar” cercano, que coincidiría con
la actual calle “Santa Ana”, conocida ya con este nombre en 1896.
Coincide además, la actual calle “Carrera”,
actual “González Marín”; con parte del trazado de la vía pecuaria catalogada
con el nombre de “vereda de Cártama” y que procedente de Alhaurin de la Torre
se dirige hacia Pizarra.
Durante la primera mitad del siglo XIX
comienza a tener casas a ambos lados y deja de ser carretera para ser calle. A
pesar de ello, hasta las primeras décadas del siglo XX era lugar habitual en el
que se ubicaban posadas y casas de hospedaje y donde paraban las diligencias y
arrieros.
Por el Este, la calle Alta, Real ó “de
la Concepción”, que es como se conoce hoy; marcó el límite urbano en la llamada
“puerta de la villa”, que estuvo donde hoy coincide con la calle “de las Pitas”;
que según nos consta de varios documentos notariales y registrales, aun se
sigue nombrando a mediados y finales del siglo XIX, pero ya con carácter meramente simbólico.
La calle “de en medio”, obviamente estuvo
condicionada a su paralela, calle “de la Concepción”. Aunque no nos ha sido
posible documentar como progresó esta expansión; por el padrón de vecinos de
1853 podemos saber que estaba comenzando a ocuparse el Bajondillo, para este
año ocupado tan sólo por dos casas y tres familias.
Por el Sur, la expansión urbana es más
irregular, ya que, como hemos dicho, en un
principio la población se concentró junto al cerro del castillo y su
muralla; pero distintas vicisitudes a lo largo de los siglos, provocaron el
abandono de parte de ellas.
Este seria denominado “el barrio de
levante”, nombre que aun recogen las actas municipales del año 1811,
y que se comunicaba con el Pilar Alto y el acceso al castillo a través de la
“calle Toledillo”; nombre común en muchas localidades en alusión a la ciudad de
Toledo, por su situación en alto, bulliciosa y comercial. Su opuesto, “el
Bajondillo”, alude a todo lo contrario; o sea, la parte baja de la población,
amplia, tranquila y despejada.
Lo normal es que localidades que
posean una de estas calles, tengan o hayan tenido en algún momento su opuesto.
En Cártama se conservan los dos nombres.
Constan barrios deshabitados en localidades como
Vélez y Antequera, a causa de epidemias. En Cártama no se puede documentar que fuese
esta la razón del abandono, también podría deberse a un terremoto; incluso
tenemos noticias de derrumbes de trozos de muralla a finales del siglo XVI, que
causaban graves destrozos en las casas que se encontraban debajo.
A partir de esta matriz, Cártama no ha dejado de
crecer y expandirse.
Gracias a tu artículo, mi hijo ha podido realizar el siguiente trabajo para su clase de sociales de 4º A de primaria del Colegio Los Remedios.
ResponderEliminarhttps://youtu.be/1jw4dw6iXkQ
Perdón, este no es el vídeo, es el siguiente:
Eliminarhttps://youtu.be/rvMxv2amrWY
Me alegro de poder ser de utilidad
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