Las necrópolis y recintos de enterramiento de todo el mundo albergan un
patrimonio histórico que a menudo olvidamos y son fuente de información para
diversas temáticas. Desde el neolítico a nuestros días, cada cultura aporta un
importante patrimonio, tanto en arquitectura como en rituales funerarios. En
este trabajo nos centraremos en el trazado histórico-descriptivo del actual
cementerio de Cártama.
En los repartimientos tras
la conquista del territorio malagueño a los musulmanes, encontramos la
referencia al primer cementerio cristiano que tuviese la Villa; que con una sociedad
profundamente condicionada por el factor religioso, se situó a espaldas de la iglesia, en el espacio circundante llamado
“compas”. “Diego Fernández de Montemolyn.
Primeramente una casa que hizo en un solar, que ha por linderos con el
cementerio de la iglesia e con la plaça.” Aunque de
estos primeros tiempos no nos ha llegado vestigio alguno de que llegase a
usarse, quizás porque en la actualidad todo este perímetro se encuentra
construido; pero si nos consta que existiesen enterramientos dentro del templo,
practica muy común hasta que el 3 de abril de 1787 el rey Carlos III dictase
una Real Cédula, ordenando la construcción de cementerios y que se hiciese
alejada de las poblaciones y se prohibían la inhumación en los templos; debido
a la epidemia que en 1781 asoló la villa de Pasajes, en Guipúzcoa, que tuvo su
origen en la Iglesia parroquial, al no existir normas sanitarias sobre los
enterramientos. A pesas de ello la iglesia seguiría permitiendo los enterramientos dentro de
los templos.
El siguiente camposanto
de que tenemos noticias en Cártama estuvo situado al pie del acceso oriental de
la localidad, y a las puertas de éste, la Ermita de San Sebastián, según se
recoge en un documento de 1629; el
mismo lugar en que se colocase en 1752, la columna romana que hoy podemos ver,
aunque desplazada de su lugar original, y que entonces sirviese de “cruz de
humilladero”. Ermita y cementerio hoy desparecidos, pero que sobre el terreno aún
se pueden ver de vez en cuando restos óseos los antiguos enterramientos.
Aun existiendo Cementerio, se seguían
enterrando personas dentro de la Iglesia, por lo general las de clase alta.
Pero en agosto
de 1804 reciben los Ayuntamientos una nueva orden de la superioridad
prohibiendo los enterramientos dentro de la Iglesia y que se construya un
cementerio. Todos
los indicios parecen indicar que en Cártama se siguió usando el mismo recinto,
quizás con alguna ampliación, en unos terrenos que voluntariamente cede un
vecino, a condición de que se le dé exclusivamente este uso y cuando deje de
usarse para lo acordado vuelva a su propiedad. Por esta última circunstancia a
la que hay que añadir que se encontraba en estado ruinoso, con la cerca abierta
a merced de que entrasen los animales; en abril de 1861 hace una visita a la
localidad el Gobernador Civil de la Provincia y se le solicita que nombre un
vocal de la Junta Provincial de Sanidad, para que designe el lugar más adecuado
para construir el nuevo Cementerio. Dicho delegado llega a Cártama el 20 de
junio y recorre los alrededores del municipio acompañado de técnicos
municipales que le asesoran, decretando que el lugar más idóneo para instalar
el nuevo recinto era “una pequeña eminencia” en un terreno de olivar conocido
como “Olivar del Hoyo” y de “Santa Ana”, en el partido de La Mata, junto al
camino de Alhaurin el Grande, a unas 600 varas de la última casa de la
población, donde señala un cuadrado de 36 metros cada lado dentro del cual se
construiría el nuevo cementerio. Lo cual comunica al Gobernador Civil el 12 de
julio de 1861.
Estos terrenos resultan ser propiedad de los vecinos don José Salcedo y
don José Baquero, los cuales son citados para proceder la compra de los mismos.
Pero el tiempo pasa y no hay movimientos dirigidos a realizar estas obras, por
lo que el Gobernador Civil envía el 11 de febrero de 1862 un comunicado al
Ayuntamiento de Cártama, advirtiendo de que de no tener en quince días el plano,
presupuesto y condiciones de obra, el Ayuntamiento se verá multado con 1.000
reales. Reunir de nuevo a los arquitectos para que confeccionasen un nuevo
plano acorde con las exigencias del Gobierno Civil superaría el plazo
establecido y supondría hacer frente a la multa; así que se decide que sea el
vecino de Cártama, Maestro de Obras de la Villa, don Félix Cañamero, quien
forme los nuevos planos, con la confianza de que estos serán revisados por el
Arquitecto Provincial. Así se hace, se le notifica y hace el encargo al Sr.
Cañamero el 16 de febrero de 1862, que este presenta el siguiente día 20, y una
vez enviado al Gobierno Civil y revisado para que se le hagan algunas
correcciones, es aprobado el 27 de abril.
El 11 de mayo, es publicado un edicto en el Boletín Oficial de la Provincia,
anunciando la salida a subasta las obras de construcción del nuevo cementerio
en las afueras del pueblo, con arreglo al presupuesto y condiciones que ha
acordado el Ayuntamiento. Pero las propuestas presentadas o bien exceden el
presupuesto o no reúnen las condiciones que se exigen, por lo que el día 22 de
mayo de aquel año en que se cumple el plazo, reunido el Ayuntamiento a la una
de la tarde como estaba acordado en el edicto, resulta que el único postor
presentado es el vecino de Cártama don Francisco Cañamero Ramos (1821-1889?),
que además de reunir las condiciones exigidas en su presupuesto, presenta como
fiador de la obra y su trabajo al don Rafael Alarcón Lujan (1834-1893); pero el
señor Cañamero además pondría sus propias condiciones, como la de exigir que la
obra le fuese revisada cada quince días, abonándosele lo ejecutado hasta
entonces, hasta cumplir el plazo de cuatro meses que se ha fijado para la
terminación de la obra y la cantidad de 23.454 reales en que se ha
presupuestado.
El terreno señalado resulta ser un cuadrado de treinta y seis metros de
lado, que se pagó al precio de 650 reales, dentro del cual se construiría el
recinto amurallado de 34 metros de lado, que albergaría el nuevo cementerio. La
cerca de medio metro de grosor, se proyecta de tres metros de altura, en
mampostería de piedra, con pilares de ladrillo, hiladas de verdugado, rematada
con albardilla, construido el muro en barro de buena calidad y “piedra dura”,
lo que supone usar mayoritariamente las calizas que tanto abundan en las
cercanías; las mezclas “a cal y canto” al estilo de la época, esto es: de dos
espuertas de arena y una de cal para la mampostería y para zajarrar una de
arena y otra de cal; el acabado de la cerca se exige que sea enlucida y
blanqueada. En el interior 48 nichos en cuatro tongadas fabricado en hormigón,
cada uno de ellos de 60 centímetros de altura por 75 de anchura, con bóveda y
solería en ladrillos y yeso. Un osario de tres metros de diámetro por otros
tres de profundidad, junto al muro accidental. Un edificio que sirve de
portería para el encargado, con armadura de madera y teja moruna y una cruz en
el centro del patio.
Foto 2. Plano definitivo.
Por las hemerotecas sabemos que se acabó de construir en 1863,
recibiendo el Alcalde autorización para trasladar los restos desde el
cementerio antiguo al nuevo, en diciembre de 1871, al tiempo que recibe la
misma autorización la vecina población de Churriana.
Foto 3. Autorización.
Pronto se harían necesarias mejoras y ampliaciones, como la que en 1894
hiciese el Alcalde don José Salgado Faura, de la cual ha quedado constancia en
la cancela de entrada y que entendemos estas mejoras además comprendían el arco
que la alberga, con hornacina en el frontón, así como la ampliación de la
fachada principal a la que se anexionó un almacén más grande y una casa que
sirviese de oficinas del encargado, recientemente demolida debido a su mal
estado después de más de cien años.
Al comenzar el siglo se acomete la construcción de nuevos nichos, a
cargo de don Claudio Cañamero Ramos. No podemos constatar cuelas fueron, pero
sabemos que el coste de la obra fue de ochocientas veinte y cinco pesetas con
cincuenta céntimos, en el que se incluye los jornales y materiales invertidos
en la construcción.
En agosto de 1931 la señora doña Dolores Roldán Salcedo cede al
Ayuntamiento de forma gratuita, un trozo de terreno de su propiedad junto al
Cementerio sembrado de olivos, para que se destine a la ampliación del recinto;
poniendo como condiciones, el que se respete la cosecha de aceite y los árboles
arrancados se conviertan en leña que sea depositada en su casa, y el que se le
reserve dentro del recinto una faja de terreno a lo largo de la pared Este, de
cuatro metros de ancho, en total 140 metros cuadrados; propuesta que es
aceptada por el Ayuntamiento presidido por el entonces Alcalde don Antonio
Serrano Ocaña, cediéndosele para cumplir lo acordado, la franja de terreno
junto al muro Este del nuevo recinto. Por entonces ya poseía esta familia un panteón en el patio antiguo, lugar
ocupado hoy por el nº 16. De esta forma
los muros del recinto originario quedarían embutidos entre nichos. A partir de
entonces se distinguen el “patio antiguo” y el “patio nuevo”.
Foto 4. Plano del patio antiguo.
Foto 5. Patio antiguo.
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Foto 6. Patio nuevo.
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Foto 7. Muro exteruior de 1862.
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Foto 8. Muro interior de 1862, paso del patio antiguo al patio nuevo.
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Foto 9. Paso del patio antiguo al patio nuevo.
Foto 10. Ubicación
de los lugares y elementos descritos.
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Entre los elementos históricos que se conservan en el cementerio de
Cártama, así como de los personajes ilustres que en él se encuentran, destacan
los siguientes:
Los arcos interiores y cancela en forja de la puerta principal, que como
en la misma se puede leer y se ha dicho, corresponde a la reforma que en 1894
hiciese el Alcalde don José Salgado Faura. La obra se culmina con un frontón en
el que se inserta una hornacina alumbrada por un farol andaluz, en la que en su
día debió existir una imagen de su patrono San Rafael, pero que hoy alberga una
inmaculada; y sobre todo ello una cruz de forja bellamente labrada.
Entrada antes de ser derruida la vivienda del encargado. |
Entrada principal |
Entrada principal. |
Arcos interiores. |
En el interior el elemento de mayor antigüedad que existe es sin duda la
inscripción romana en el “cipo” o pedestal sobre el que descansó el busto de
DECIMIA DECIMIE PROCULA. El cual afirma
el Doctor Rodríguez de Berlanga, que la vio en 1861 frente a la ermita de la
Vera-Cruz, esto es, en el actual parque del Santo Cristo, ya que allí fue donde
existió aquella ermita conocida como “del Santo Cristo de la Vera Cruz”.
Entre los personajes, lapidas y elementos funerarios que alberga, merecen
ser destacados los siguientes:
Foto 13.- Panteón de la familia Marín. Procede de la sesión de terreno
que el Ayuntamiento hiciese el 20 de octubre de 1930, a los herederos de don
Diego Marín López, de un trozo de terreno para construir un panteón familiar,
tras el fallecimiento de dicho señor el 10 de julio de ese mismo año. En el diseño destaca el alero de madera al estilo de los años 40 y 50 del siglo
XX.
Voladizo de madera del panteón de los marines. |
Foto 14.- Panteón de González
Marín. A la fecha del fallecimiento del artista cartameño, ocurrida el 31 de
mayo de 1956, ya tenía concedido el terreno en propiedad por parte del
Ayuntamiento, para en él construir un panteón que albergase sus restos y los de
su familia; pero el imprevisto suceso y la necesidad de celebrar el funeral
aquel mismo día ante la asistencia de una multitud de personalidades, se
construyó un nicho de forma provisional, hasta convenir con las autoridades y
familiares la forma definitiva en que se habría de disponer su enterramiento.
Así consta en la documentación oficial, sin embargo en la mente de sus más
allegados y personas de su confianza, estaba lo que personalmente les había
expresado; que era su voluntad descansar en la Ermita de los Remedios. Por ello
se esperó al mes de julio que regresase de Venezuela el yerno del rapsoda, don
Pedro Morales, para iniciar los trámites ante el Obispado de traslado de los
restos, o en su caso construir el panteón definitivo.
Foto 15. Panteón familia Del
Pino.
Foto 16.- Sepultura de don Diego Salcedo Duran. Falleció
en la ciudad de Málaga el 9 de marzo de 1935 con 75 años, sin dejar
descendencia. El sepulcro se encuentra franqueado a ambos lados por piezas
cubicas sobre las que descansa una esfera, siguiendo el mismo estilo decorativo
de su casa de Paseo de Sancha, Málaga.
Descendiente de una de las más
antiguas familias de Cártama, don Diego Salcedo nació en Cártama en 1870, fue
Diputado a Cortes por Málaga; Presidente del Liceo en 1905; Alcalde de Cártama
en 1887; Alcalde de Málaga durante la dictadura de Primo de Rivera.
Foto 17.- Nichos Franquistas. Junto al
anterior se encuentran una serie de nichos fabricados en mayo de 1937, para
alojar los restos de personas asesinadas durante periodo republicano, hoy
alterados.
Foto 18.- Junto al anteriormente
descrito se encuentra el túmulo funerario de don José Jiménez Carvajal,
fallecido el 4 de marzo de 1938 a la edad de 71 años, natural de Pizarra, se
encontraba casado a esta fecha con doña Micaela Garrido Díaz, los cuales
residían en la actual calle Juan Carlos I nº 46. Modesta construcción pero que en aquellos años destacó entre las existentes.
Foto 19.- Panteón de la familia
Cuevas. De estilo clásico greco-romano, puerta de medio punto con cancela en
forja, fachada con columnas sobre pedestales adosados a la pared que soportan
un frontón culminado con una cruz de piedra y a los lados del edificio dos
pedestales a modo de cipos de abluciones. En el interior una hornacina que
alberga una inmaculada, decorada al estilo barroco tardío con dos columnas a
los lados que soportan un frontón partido para albergar una cruz. El edificio
alberga los sepulcros del que fue Medico local don José Cuevas Fontalva y un
Alcalde de Cártama, don Francisco Segovia Ruiz.
Foto 19. Panteón de
los Cuevas.
Foto 20.- Justo frente al anterior se encuentra el panteón que alberga
la sepultura del que fue párroco de Cártama, don José María Almagro Vázquez
(1914-1971). En el mismo edificio se encuentra la lápida de otro párroco de
Cártama, don José Villegas Gemar, nacido en Archidona en 1863, fallecido en
Cártama el 1º de mayo de 1935 a los 72 años de edad.
Foto 21.- Panteón de los Pablo-Blanco.
La construcción data de 1921 en que son trasladados a este lugar los
restos de los titulares que aparecen en la lápida. De reducidas dimensiones, se
encuentra este lugar cargado de historia, propiedad de la malagueña familia de
los Creixell, debido al enlace de doña Remedios de Pablo-Blanco y Bauluz, con don
José Creixell Olivella.
En el mismo se encuentran:
Don José de Pablo-Blanco y Salcedo.
Comisario Ordenador Honorario de Marina, Caballero de las órdenes de San Juan
de Jerusalén, Santo Sepulcro de Palestina, Isabel la Católica, y otras. Por
Real Orden de 4 de enero de 1845 fue nombrado Cadete del Colegio General
Militar, donde permaneció hasta que obtuvo a su solicitud licencia absoluta,
que le fue concedida por S.M. el 3 de enero de 1847. Formó parte del sequito que recibió a la reina Isabel II a su llegada a Málaga
en 1862.
Como militar retirado y condecorado
recibía desde 1868 una pensión anual de 700 escudos. Teniente Coronel de Artillería aprobado en la promoción de 1873, según expone
el diario “La Correspondencia de España” fecha 24 de mayo de 1873. Obtuvo el grado de Capitán en 1875.
Se distinguió en la guerra de Cuba,
donde obtuvo varias medallas por su arrojo y valentía. Una vez regresado a
España solicitó el ingreso en la Guardia Civil, lo que consiguió con el grado
de Teniente Coronel. Falleció el 14 de enero de 1879.
Doña
Dolores Salcedo y Yegros. Fallecida el 15 de marzo de 1880, hija de don
Rodrigo Salcedo y de doña Francisca de Yegros; descendiente de una de las
familias más destacadas de Cártama;
contrajo matrimonio el 28 de febrero de 1825, en el Sagrario de la Iglesia
Catedral de Málaga, con don Juan de Dios de Pablo-Blanco, natural de
Casarabonela, hijo de don Lucio de Pablo-Blanco y de doña Isabel de la Bandera.
Nos
consta que en 1847 residía esta familia en Madrid, donde don Juan de Dios de
Pablo-Blanco fue uno de los redactores del periódico madrileño “El Heraldo”.
Don Fernando de Pablo-Blanco y Bauluz. Del que sólo sabemos que
falleció el 5 de junio de 1883.
22.- La sepultura y lápida de don Juan de Dios Martín Amat, Teniente de
la Guardia Civil en el puesto de Cártama, fallecido el 7 de enero de 1888 tras
sufrir una caída por accidente de su caballo estando de servicio.
Foto 23.- La segunda sepultura en antigüedad es la del Ilustre don José
Alarcón Luján, fallecido el 14 de noviembre de 1902; Alcalde de Málaga en
varias ocasiones, precursor y ejecutor de importantes cambios en la ciudad y
diputado a Cortes. Recibió durante su
visita a Málaga al S.M. Alfonso XII y posteriormente fue designado para recibir
en la misma visita a su hijo Alfonso XIII.
Foto 24.- Doña Nazaría Castillo y Palomeque, fallecida el 15 de octubre
de 1915.
Foto 25.- Doña Filomena García Ruiz, fallecida el 8 de enero de 1928 a
la edad de 56 años a consecuencia de una tuberculosis; era natural de
Vélez-Blanco, provincia de Almería, estaba casada con Tomás Moto Rufafa, los
cuales residían en la Campiña.
Foto 26.- Doña Isabel Guevara Cañamero, fallecida el 12 de febrero de
1929, con 62 años de edad, a consecuencia de una embolia; se encontraba viuda
de Rafael Vargas García y residía en la calle de la Vera-Cruz (actual Juan
Carlos I) nº 40.
Como en casi todas las localidades, dentro de la historia de España, el
episodio de la guerra civil deja su huella también en el cementerio de Cártama.
Por ser más cercano en el tiempo aun hiere sensibilidades, pero hemos de ser
objetivos y tratar el tema como acontecimiento histórico y no político.
Obviamente los vestigios más visibles son los de los vencedores, en
forma de las lápidas que se colocaron tras acabar el conflicto, al trasladar al
cementerio los restos de los fallecidos durante periodo republicano, en las que
se puede ver como curiosidad los epitafios típicos: “vilmente asesinado por las
hordas marxistas”, “murió por Dios y por la patria” o “morir por Dios y por la
patria equivale a lograr la inmortalidad”. Para algunos de estos fallecidos se
mandó construir por parte del Ayuntamiento los nichos descritos en el número
17.
Como suele ocurrir el bando perdedor no tuvo la oportunidad de recuperar
a sus muertos para dar un enterramiento digno, en esto no hay distinciones
entre malos y buenos, sino entre vencedores y vencidos. Los cuerpos de los
ejecutados masivamente el día 9 de febrero de 1937, siguen a día de hoy en el
mismo lugar en que fallecieron, en fosa común en el patio central, sobre la que
en 2013 se colocó un monolito conmemorativo a modo de homenaje.
El listado de estas personas se encuentra en los archivos y apareció publicado por el investigador Sr. Ramos Hitos, en 2003; partiendo de este listado hemos tenido noticias de algunas personas más que aquí yacen, por diversas fuentes, tanto orales como escritas, así como las circunstancias de cada uno de ellos. Estos son:
El listado de estas personas se encuentra en los archivos y apareció publicado por el investigador Sr. Ramos Hitos, en 2003; partiendo de este listado hemos tenido noticias de algunas personas más que aquí yacen, por diversas fuentes, tanto orales como escritas, así como las circunstancias de cada uno de ellos. Estos son:
-Acosta Paniagua, Enrique; “La Chula.”
-Baquero Martín, José; “Joselito.”
-Bedoya Aranda, Antonio; “Pitoto”.
-Berrocal García, José; “Gilito
segundo”.
-Botello Cortés, Sebastián.
-Camuña Sánchez, Alonso, “Camuña”.
-Cañamero Rincón, Diego, “Pique”.
-Carrera Fernández, Juan, “Carrerilla”.
-Conejo Valero, Antonio, “Carloto”.
-Cordero Rueda, Manuel.
-Cortés Plaza, Juan; “Laura”.
-Díaz López, Antonio; “Chiquitín”.
-Díaz Miranda, Miguel.
-Gálvez Cañete, Juan; “Sereno”.
-Gálvez García, Joaquín;
“Rematabanda”.
-García Bedoya, Juan; “Riquitrica”.
-García Rojas, Pedro; “Pedro Rico”.
-Gómez González, José; “Marquete”.
-Guzmán, Antonio.
-Henares Gálvez, Francisco; “vinagre”.
-Heredia Doblas, Manuel (hijo); “Gilito”.
-Heredia Martín, Sebastián (padre); “Gilito”.
-Hidalgo López, Francisco.
-Hidalgo López, José; “Velásquez”.
-Hurtado Calero, Pedro; “Anafe”.
-Jiménez Muñoz, Vicente; “Casellero”.
-Lomeña
Jiménez, Francisco; “Coino”.
-López
Díaz, Antonio; “Antoñato”.
-López
Marín, Francisco; “el diablo”.
-López
Rodríguez, Andrés; “Delgaino”.
-Marín
Moreno, Manuel; “Pingo”.
-Marín Sánchez, Manuel (hijo); “Pingo”.
-Martín
Baquero, José; “Canastito”.
-Martín
Baquero, Julián; “Canastito”.
-Martín
García, Miguel; “Margoyo”.
-Martín
García, Natalio; “Bizco de Margoyo”.
-Martín
Roca, Antonio; “Trepamulé”.
-Martín
Sánchez, Antonio.
-Martín
Serrano, José; “Margoya”. –
-Medina
Pinazo, Miguel; “Tío de los Bigotes”.
-Moncayo Sierra, José; “Listre”.
-Moreno
Bedoya, José; “Melele”.
-Moya Guerrero, José; “Caminero”.
-Muñoz
Martín, Fernando; “Belmonte”.
-Muñoz
Martín, Antonio; “Belmonte”.
-Orejuela Guerrero, Manuel; “Terrizo”.
-Orejuela Guerrero, Miguel; “Manco de la Pintá”.
-Orejuela
Rueda, (..............).
-Ortiz
Plaza, Juan; “Mellizo”.
-Pendón
Triana, José; “Saltalinde”.
-Pendón
Triana, Manuel; “Saltalinde”.
-Porras
Díaz, Manuel; “Porrita”.
-Postigo González, Juan; “Tiznao”.
-Prieto
Portales, Ignacio.
-Prieto
Portales, Manuel; “Manolillo el de Félix”.
-Rebollo Reina, Antonio; “Guarrita
-Rebollo Santos, Antonio.
-Rebollo Santos, Rodrigo; “Rebollo”.
-Reina
Bedoya, Francisco; “Benito
-Reina
Muñoz, Benito; “Preñao”.
-Rivas
Domínguez, Antonio; “El Chico”.
-Santos
Guerrero, Antonio.
-Santos
Rodríguez, José; “El Santo”.
-Serrano Marín, Francisco; “Puig”.
-Vargas
Bedoya, Fernando; “El de la Pandereta”.
Foto 27.- En los años 80 siendo Alcalde de Cártama don José Escalona, se
construyó un edificio de nichos sobre la fosa común, en la cual se reservó
espacio para una lápida conmemorativa para otros fallecidos en la guerra civil
pero en periodo republicano, naturales de Álora pero traídos a Cártama por las
milicias cartameñas y fallecidos el 3 de septiembre de 1936. Estos son:
-
Rodrigo
Díaz Calvo.
-
Alfonso
Sánchez Navarro.
-
Javier
Vázquez Hidalgo.
-
Antonio
Márquez Trujillo.
-
Francisco
Martín Aguilar.
-
Alfonso
Fernández Aranda.
-
José
Polo Reyes.
-
Andrés
Polo García.
-
Juan
Luque Gómez.
Aunque nos consta que este día fallecieron más personas, posiblemente no
figuran sus nombres en la lápida porque
en algún momento fue reclamado el traslado de los cuerpos por sus localidades
de origen.
Foto 28. La gran orza de barro cocido que existe a la entrada del
recinto también su historia, ya que llegó a este lugar en 1964, procedente de
la calle compas, donde se encontraba a las puertas del arresto municipal junto
con una cruz de madera colgada de la pared bajo un pequeño tejado, formando un
rincón típico religioso, que se convertía en atípico con la garita para el
guarda del arresto municipal. Todo ello derruido durante las obras de reforma
del patio de la iglesia y construcción de la capilla de la Virgen dentro de la
iglesia, cuyos escombros y sombras sobre la pared se pueden apreciar en la
fotografía adjunta.
Fotos 29. También merecen ser catalogadas entre los hitos históricos de
este lugar, las cruces de forja que culminan los distintos puntos, todas
fabricadas a finales del siglo XIX y principios del XX, en unos tiempos en que
se trabajaba el hierro a fragua y yunque.
me gustaria saber si estan alli enterrados
ResponderEliminar¿Quién?
EliminarAlguien puede informarme si mi bisabuelo Juan Prieto Negrete está enterrado en Cártama, gracias
ResponderEliminarPerdón por mi insistencia, quizás no publiqué debidamente la pregunta sobre mi bisabuelo cartameño JUAN PRIETO NEGRETE, que tuvo 4 hijos y del cual sólo necesito saber si descansa en el cementerio de Cartama.
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