En este año 2014 se cumple el 50 aniversario de la colocación de la
primera piedra de la Capilla de la Virgen de los Remedios, dentro del templo de
San Pedro, en Cártama.
En unos años en que España empezaba a superar los malos tiempos de la
posguerra, la devoción a la Virgen de los Remedios también recuperaba el
peregrinar de devotos. Su fama había superado fronteras y los días de feria el
gentío inundaba las calles y los campos de los alrededores, donde acampaban
para hacer noche.
Esta situación fue analizada por el entonces párroco de Cártama don José
María Almagro Vázquez, quien desde que entrase a ejercer como cura ecónomo de
esta parroquia en 1955, había acometido varias obras y reformas.
Era evidente que el templo se quedaba pequeño, por lo que tomó la
decisión de acometer unas obras para añadir un espacio que hasta entonces había
servido como quemador de velas y arresto municipal desde los tiempos de la
guerra civil.
Me contaba Gaspar el 12 de julio de 2013, que durante la guerra
acompañaba a un amigo a traer café a su padre, que se encontraba preso aquí.
Tras la guerra era su amigo quien le acompañaba a él, para traer café a su
padre, que también estuvo preso aquí. A la habitación destinada a
presidio, a modo de baño se le construyó una alcantarilla en el centro, que utilizaron
los presos ampliando su recorrido, para trazar un plan de escape por el
interior del templo, pero que no llegó a utilizarse; así que supuestamente aun
debe existir bajo el suelo del camarín.
Cuando el ambiente pos-guerra se fue enfriando el lugar quedo para el
cumplimiento de penas menores, que sustituían multas en metálico o
encauzamientos mayores; de manera que los propios encauzados eran los más
interesados en el total cumplimiento de las mismas. Aun así las normas para con
los arrestados seguían siendo severas, aunque el ambiente cada vez era más
distendido. Las visitas de los familiares eran recibidas en el patio trasero, y
no podía estar abierta al mismo tiempo la puerta de salida a la calle del
Compás y la del arresto. Me contaban los mayores de Cártama que vivieron
aquellas circunstancias que se dio el caso en que, llegada la hora del fin de
la visita, el centinela manda a los presos pasen dentro de la habitación celda,
para poder abrir y dejar salir a los familiares; y en alguna ocasión el
centinela tenía tanta prisa por acabar con aquella faena que cerraba la puerta
del arresto y abría la de la acalle antes de que entrasen todos los presos, con
la consiguiente bronca por parte del preso al centinela por haberle dejado
fuera.
Estado de la Iglesia de Cártama, antes de las obras; según una maqueta de don Miguel Cañamero. |
Para llevar adelante este proyecto se creó la “Junta Parroquial
Pro-Capilla Nuestra Sª de los Remedios” en 1964; encargada hacerlo llegar a
todos los estamentos y vecinos, para recaudar donativos con los que sufragar
estos gastos.
Arranca esta recaudación en enero de aquel año, con el remanente de las
obras que en 1960 se hiciesen sobre el tejado de la Iglesia y otras
aportaciones iniciales. En total 4.421 pesetas a las que se irían sumando más
donativos hasta el 6 de septiembre siguiente, con una recaudación total de
78.999,25 pesetas.
Obtenidas las oportunas licencias, municipal y eclesiástica, se
confeccionó el proyecto y planos, que quedaron expuestos al público dentro de
la Iglesia.
Cumplidos estos primeros requisitos, la Junta Pro-Capilla decidió hacer
coincidir el acto de la colocación de la primera piedra, con la festividad de
la Virgen el 23 de abril de 1964.
Además del habitual transito de peregrinos propio de la fecha, en el
programa de actos religiosos habituales, se incluyó para las 10:30 de la
mañana, después de la misa oficiada por el Prelado, Monseñor Carrillo Rubio, el
acto de colocación de la primera piedra para la Capilla, con asistencia de autoridades
civiles y eclesiásticas, locales y provinciales, para ser testigos de cómo,
tras leerse el acta fundacional, se deposita una copia de la misma, firmada por
las autoridades, dentro de un tubo de cinc,
junto a unas monedas y un programa de las fiestas de aquel año.
El documento lo firmaron:
-
D.
Francisco Carrillo Rubio, Vicario General del Obispado.
-
José
María Almagro Vázquez, Párroco de Cártama.
-
Diego
Gil Biedma, Párroco en Estepona.
-
Rafael
Millán de la Rosa, Párroco en la Estación de Cártama.
-
Sebastián
Carrasco Castro, Párroco.
-
José
Gutiérrez, Párroco en Moclinejo.
-
José
Burgos Quintana, Sacerdote en Coín.
-
J.
Villegas, Sacerdote.
-
Manuel
Sevilla, Alcalde de Cártama.
-
Juan
Palma, Comandante de Puesto.
-
Francisco
Pino, Juez.
-
Mateo
González, representante del Gobernador Civil.
-
Pedro
Morales, Jefe de la Hermandad de Labradores de Cártama.
-
Rafael
Briasco, Secretario de la Hermandad de Labradores de Cártama.
-
Antonio
Vargas.
-
José
Tapia.
-
Diego
Castro.
-
Rafael
Cuartero.
-
Francisco
Rubio.
-
José
Martín.
-
Francisco
Roldán.
-
José
Orejuela.
-
Juan
Díaz.
-
José
Hidalgo.
El tubo fue depositado dentro de un arca de piedra, que tras colocársele
la tapa, es sellada por el Vicario General Sr. D. Francisco Carrillo. Otra
copia de este acta se remite al los archivos del Palacio Episcopal, y una
tercera se guarda en los de la parroquia de Cártama.
Durante el año siguiente las obras marchan a buen ritmo, hasta que se encontraron
con el inconveniente de dejar asfixiados
y sin ventilación los locales-bodegas que existen en los bajos, los cuales
presentaron sus quejas.
En el primero de estos locales, esquina con calle compas, se encontraba
la cuadra de Eduardo “talento; y en el segundo el bar “La Bodega”, el cual se
veía afectado directamente por la construcción de la capilla.
Bar "La Bodega". |
Ello supuso la paralización de las obras en tanto se encontraba una
solución; un tiempo de espera demasiado largo, hasta que finalmente en
septiembre se decidió sacrificar casi un metro del espacio que inicialmente iba
a ocupar la capilla, para crear un pasillo al patio exterior que permitiese que
los ventanucos de las bodegas bajas siguiesen ventilando a cielo abierto.
Salvado este obstáculo, en septiembre se retoman las obras, que deben
acelerar el ritmo si quieren estar acabadas para el siguiente 23 de abril. En
el mes de octubre dan un gran avance al cerrase la habitación al exterior,
levantarse el suelo hasta su definitivo nivel y comenzar con el trazado del arco
de acceso desde el templo.
La entrada exterior desde la calle del Compas también es reformado,
sobre todo quitando antiguos elementos que ya carecían de sentido al haber
acabado sus funciones.
Entre los elementos que desaparecen está el pequeño tejado de madera que
alojó en tiempos anteriores una cruz hecha con gruesos maderos y bajo esta, una
gran orza de barro cocido a modo de macetón, que hoy se encuentra en el
cementerio municipal. También una pequeña garita que en este lugar existió,
construida tras la guerra civil, cuya sombra aparece en la pared, en la foto
adjunta, y a la que corresponden los escombros que se pueden ver en el suelo,
la cual sirvió de reducido cuerpo de guardia para los centinelas del arresto que durante la
guerra y pos guerra hubo en este patio.
Me contaba Gaspar el 12 de julio de 2013, que durante la guerra acompañaba
a un amigo a traer café a su padre que se encontraba preso aquí. Tras la Guerra
era el amigo quien le acompañaba a él a traer café a su padre, que también
estuvo preso aquí. Dentro de este presidio, a modo de baño se construyó una
alcantarilla en el centro del habitáculo, que utilizaron los presos para
ampliar su recorrido, con un plan de escape por el interior del templo, pero
que no llegó a utilizarse; así que supuestamente aun debe existir bajo el suelo
del camarín.
Por aquellos años la doctrina religiosa predominaba mucho más que hoy, y
todos los quehaceres diarios tenían alguna faceta religiosa. Los escolares
estaban obligados a confesar todos los sábados, y durante el año que duraron
las obras, raro era el que no obtenía como penitencia el acarrear al menos una
espuerta de arena desde la calle del Compás hasta el pie de obra. Todo fuese
porque se terminase a tiempo para la bendición el siguiente 23 de abril.
Durante el mes de noviembre se cubre la obra con el tejado, en diciembre
el acceso desde el templo toma su forma definitiva y el tragaluz octogonal
queda acabado en marzo de 1965, ya con últimos detalles.
Al mismo tiempo no se descuidaba la recaudación de donativos, en los que
participan incluso los feriantes que montaban sus puestos y atracciones en
Cártama. Llegaron donativos desde toda España, incluso desde Francia, Tánger,
Suiza, Alemania, Dinamarca y Roma; todas ellas quedaron recogidas en un “Libro
de Oro”, copia del cual se guardó también en la arqueta que se encuentra a los
pies de la Virgen. Por supuesto, todo el pueblo colaboró, cada cual dentro de
sus posibilidades, y los que no podían hacerlo en metálico lo hicieron donando
materiales de construcción o mano de obra.
Se cumplieron los plazos fijados y para el 23 de abril de 1965, como
estaba previsto, se bendijo la nueva capilla. Sobre las diez de la mañana y con
solemne misa ofrecida por el Vicario General de la Diócesis, Ilmo. Sr Dr. D.
Francisco Carrillo Rubio; en la que también se aplico acción de gracias a todos
los donantes; y al final de la cual se descubrió una placa conmemorativa del
acto, se clausuró la arqueta después de poner dentro el Libro de Oro, y se
entregaron las llaves a la Virgen.
Las obras se dieron por terminadas en el siguiente mes de julio, con un
coste total de 99.991 pesetas con 94 céntimos.
Desde entonces la Virgen de los Remedios tiene capilla propia, para
recibir culto durante el tiempo que permanezca en la Iglesia.
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Agradezco la información aportada por:
-
Archivo
Municipal de Cártama.
-
Archivo
Parroquial de Cártama.
-
Miguel
Plaza Gutiérrez.
-
Antonio
Carvajal Botello.
-
Francisco
Garrido Garrido.
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