martes, 10 de diciembre de 2013

EL ANTIGUO HOSPITAL REAL DE CÁRTAMA.

         En los siglos pretéritos a que alude esta obra, el término hospital se refiere al lugar en que son acogidos enfermos, “pobres e peregrinos” con carácter gratuito. Y siendo una entidad benéfica sólo podía estar regentada por el estamento religioso.
         Los RR.CC. dotan los pueblos ocupados de los elementos propios para su autonomía y sustento, entre los cuales se encuentra un  hospital. Ello obedecía a la dificultad para trasladar los enfermos de una población a otra, dados los medios de la época; pero sobre todo a que en caso de epidemias, el recluir a los afectados dentro de cada localidad suponía una importante medida para evitar la propagación de las enfermedades.
         Por el primer repartimiento quedaron reservados para hospital cinco solares en la acera Norte de la actual calle Concepción, contando desde la esquina de calle Fernández Maldonado en dirección a la plaza. Pero con la reforma de Serrano se vieron reducidos a uno.
Teoría de la distribución de solares en 1493, sobre un plano actual.
         Documentalmente nos consta que el hospital de Cártama servía de alojamiento a pobres transeúntes, enfermos y niños expósitos, en tanto eran trasladados a Málaga.
         Se sustentaba con parte de los impuestos llamados “tercias reales”, que a su vez eran segregados de los diezmos; además de las limosnas, que solían ser generosas y cuantiosas por los siglos XVI y XVII, ya que era esta una de las formas que tenían los nobles de hacer ver la clase social a la que pertenecían.
         En el balance de diciembre de 1530 contaba con unos fondos de 32.557 maravedís, y los gastos de ese año no superaron los 814 maravedís. En el año 1534 tuvo unos ingresos de 6.548, más 130 fanegas entre trigo y harina y 26 fanegas de cebada. Sin duda su actuación fue decisiva durante el hambre y epidemias.

         Su máximo responsable era el Administrador Eclesiástico, elegido por la Diócesis; y tenía un encargado de mantener el edificio, llamado “hospitalero”.
         Consta que en 1743 era su administrador don Fernando de Medrano y Andrade. En 1793 ya carecía de camas, aunque se mantenían los cargos y libranzas presupuestarias.
         El comenzar el siglo XIX ya no hay constancia documental de su existencia.




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