En los siglos pretéritos a que alude
esta obra, el término hospital se refiere al lugar en que son acogidos enfermos,
“pobres e peregrinos” con carácter gratuito. Y siendo una entidad benéfica sólo
podía estar regentada por el estamento religioso.
Los RR.CC. dotan los pueblos ocupados
de los elementos propios para su autonomía y sustento, entre los cuales se
encuentra un hospital. Ello obedecía a
la dificultad para trasladar los enfermos de una población a otra, dados los
medios de la época; pero sobre todo a que en caso de epidemias, el recluir a
los afectados dentro de cada localidad suponía una importante medida para
evitar la propagación de las enfermedades.
Por el primer repartimiento quedaron
reservados para hospital cinco solares en la acera Norte de la actual calle
Concepción, contando desde la esquina de calle Fernández Maldonado en dirección
a la plaza. Pero con la reforma de Serrano se vieron reducidos a uno.
Teoría de la distribución de solares en 1493, sobre un plano actual. |
Documentalmente nos consta que el
hospital de Cártama servía de alojamiento a pobres transeúntes, enfermos y
niños expósitos, en tanto eran trasladados a Málaga.
Se sustentaba con parte de los
impuestos llamados “tercias reales”, que a su vez eran segregados de los
diezmos; además de las limosnas, que solían ser generosas y cuantiosas por los
siglos XVI y XVII, ya que era esta una de las formas que tenían los nobles de
hacer ver la clase social a la que pertenecían.
En el balance de diciembre de 1530 contaba
con unos fondos de 32.557 maravedís, y los gastos de ese año no superaron los 814
maravedís. En el año 1534 tuvo unos ingresos de 6.548, más 130 fanegas entre trigo
y harina y 26 fanegas de cebada. Sin duda su actuación fue decisiva durante el
hambre y epidemias.
Su máximo responsable era el Administrador
Eclesiástico, elegido por la Diócesis; y tenía un encargado de mantener el
edificio, llamado “hospitalero”.
Consta que en 1743 era su
administrador don Fernando de Medrano y Andrade. En 1793 ya carecía de camas, aunque se mantenían los cargos y libranzas
presupuestarias.
El comenzar el siglo XIX ya no hay
constancia documental de su existencia.
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