La actual distribución de la plaza
responde al diseño que de ella hicieron los repartidores allá por 1493, cuando
marcaron sobre las paredes musulmanas existentes lo que debía ser aprovechado y
lo que debía derruirse para que quedase como plaza.
Ya entonces se tuvo en cuenta que el
visitante accedería a este espacio urbano a través de la Puerta de la Villa,
situada al principio de la calle Real, hoy calle Concepción. Una vez llegados a
la altura de la calle Toril, se encontraría con un amplio espacio en el que
artesanos, ganaderos y vendedores de todo tipo de productos de la tierra
exponían sus artículos. La forma de embudo obliga al visitante a centrar la
vista en el templo y su fachada principal, y sobre la puerta de entrada, el
escudo de los Reyes Católicos. Es necesario atravesar la plaza y pasar por la
puerta de la Iglesia para dirigirnos al Castillo. Una forma subliminar de
recordar que nos encontramos a merced del poder del clero y la corona.
De los cambios sufridos por este
espacio urbano desde entonces, tan sólo tenemos constancias de los dos últimos
siglos; pero sabido es que le plaza de un pueblo es donde suelen desarrollase
los momentos más importantes de su historia.
Desde las excavaciones arqueológicas
de Marqués de Valdeflores, a las modernas distribuciones urbanísticas en las
que se han introducido elementos modernistas que chocan con el ambiente clásico
y cálido de nuestro pueblo, la imagen de esta plaza ha cambiado en muchas
ocasiones. Pero expondré aquellas más significativas de las que he tenido
noticias.
La fachada de
Estas dos imágenes extraídas
del archivo fotográfico Juan Temboury, nos muestran una plaza abierta y libre
de mobiliario urbano. La primera de ellas refleja el momento pocas veces
visto del tejado de la Iglesia hundido, lo que ocurrió el 8 de abril de 1916,
según nos informa la prensa de la época. Si tenemos en cuenta que antes de
hundirse hacía ya tiempo que se venía avisando de la carcoma y grietas, hemos
de entender que la siguiente foto es de varios años antes, ya que el
caballete de la Iglesia se puede apreciar totalmente recto y sin que se
aprecie ningún tipo de vencimiento de sus vigas. En cualquier caso se puede
ver el porqué de mantener la plaza libre de elementos fijos, que no era que
el de la celebración de las capeas propias de la feria de abril, hasta que
fueron abolidas en 1916.
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Tras la guerra civil
se ajardinó la fachada de la Iglesia y se acondicionó para alojar la cruz de
los caídos, común entonces en todas las poblaciones españolas.
Junto a las aceras de
viviendas se plantaron árboles y entre ellos se colocaron bancos de piedra.
En el centro se levantó un pequeño altarcito con adoquines, de tres
escalones, sobre el que se colocó un pedestal de mármol blanco, y sobre él
una columna lobulada de mármol rosado en dos piezas, de planta octogonal y coronada
por una cruz de forja; la misma que hoy se encuentra sobre la columna romana
a la entrada de Cártama.
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Año
1977. Década de los 80.
Se puede apreciar que
en los años siguientes se mantuvieron los árboles, aunque se fue cambiando el
resto de los elementos.
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DENOMINACIÓN: Iglesia Parroquial de San Pedro.
A este edificio, ya dediqué hace algún tiempo unas letras, que se puede consultar en este enlace: http://cronistadelavilladecartama.blogspot.com.es/2013/08/la-iglesia-de-san-pedro.html
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NÚMERO DE ORDEN EN
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TIPOLOGÍA DE USO: Residencial.
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CRONOLOGÍA: Siglo XIX.
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PROPIEDAD: Privada.
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DESCRIPCIÓN: Desde finales del siglo XVIII es propiedad de la familia
Cordero, y se componía de una vivienda principal de una sola planta con
fachada a la plaza, y toda la trasera de corral hasta llegar a la calle
Callejuelas. Sin embargo, en las particiones que hiciera el patriarca con sus
hijos, quedó buena parte de ella en propiedad de doña Josefa Cordero Macías.
En 20 de febrero de 1848, cuando esta señora se encontraba casada en cuartas
nupcias con Juan Díaz, decidió vender su parte a Dn. Juan de Pablo Blanco y
su esposa doña Dolores Salcedo y Yegros, los cuales tomaron posesión en
aquella fecha e iniciaron las obras de lo que sería su residencia familiar;
pero no hicieron la correspondiente
escritura de la misma hasta el 18 de octubre de 1853, y porque les era
necesario hipotecarla para avalar que pudiese su hijo tomar posesión del
cargo de administrador del Puerto de San Fernando.
Por estos documentos de títulos de
propiedad, compra venta y peritaje de los alarifes municipales Francisco
Cañamero Martín y Antonio González Gálvez, podemos saber que habían pagado
por el total del solar cien mil reales de vellón, y en 1852 ya habían
construido la nueva casa, usando maderas para vigas, puertas y ventanas de
pinos traídos de Flandes, así como gran cantidad de herraje labrado para balcones
y rejas, lo que le había dado un valor de peritaje de mil quinientos reales.
Pero aun abrían de convivir algunos
años como vecinos los Salcedo y los Cordero, como se puede comprobar en el
Padrón municipal de 1853.
En 1911 aparece como Farmacia,
regentada por don José Salgado Faura, que había estudiado esta carrera en la
Facultad de Ciencias de Madrid, entre 1882 y 1883; y también había sido
Alcalde de Cártama entre 1894 y 1910, no años consecutivos. Por los años 30
sirvió de Ayuntamiento y la farmacia pasó a estar al lado de esta casa,
regentada por la esposa de don José, llamada Matea Pérez, pero que todos
conocería como “doña Micaela”.
Hacia 1920 pasa a ser alquilada como
vivienda familiar a varias familias; hasta que tras la Guerra Civil, con la
desaparición de los Salcedo de Cártama, es puesta en venta por los legítimos
herederos, adquirida por la familia Del Pino, y tomada como residencia
familiar de don José Fernández del Rio, Secretario del Ayuntamiento, y su
esposa doña María del Pino y Lluva.
La estética de este edificio que aun
puede verse en otras localidades, a permanecido inalterable desde que fue
construida por los Salcedo, con un estilo de esquina redondeada, tan
finamente, que muchos quisieron ver embutida en esta pared otra columna del
Templo romano, al igual que ocurriera en otras casas de Cártama. Este estilo
tan común a mediados del siglo XIX, fue perfeccionado y desarrollando mucho
más por otro cartameño, Eduardo Strachan, en la famosa calle Larios de
Málaga, concediéndole una identidad propia y única al incluir en estas
esquinas redondeadas balcones, soportales y cierros.
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NÚMERO DE ORDEN EN
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TIPOLOGÍA DE USO: Residencial.
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CRONOLOGÍA: Siglo XIX.
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PROPIEDAD: Privada.
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DESCRIPCIÓN: El matrimonio formado por Félix Lendinez y Rosalía
Sánchez, naturales de “la Pizarra”, al trasladarse a Cártama, fueron
propietarios en la Plaza pública de esta villa de la casa denominada “de los Galeones”;
la cual fue vendida por sus herederos el 12 de octubre de 1848, al presbítero
don Juan Artacho Galiano, nacido en Coín hacia 1902; tanto por qué no era
posible su división entre los interesados como porque amenazaba ruina.
En 1911, don José salgado Faura, ya
había instalado en esta casa la Farmacia local.
Siendo Alcalde don Manuel Sevilla
Ortega, en 1963 se derruyo la vieja construcción y se construyó otra nueva
para que sirviese de Ayuntamiento.
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NÚMERO DE ORDEN EN
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DENOMINACIÓN: Casa del Cura.
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TIPOLOGÍA DE USO:
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CRONOLOGÍA: Siglo XX.
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PROPIEDAD: Parroquia de San Pedro.
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DESCRIPCIÓN: Diseñada y distribuida como vivienda familiar, se divide
en dos plantas. Totalmente reformada hace algunos años, llegó a derruirse,
por lo que apenas conserva parte de su estructura original. Destacan el
zócalo exterior, de la década de los años cincuenta del siglo XX, así como la
puerta principal, de los años finales del siglo XIX y el alero que imita a
los de las clases pudientes de la calle de en medio.
En distintas partes de su patio se
guardaron inscripciones latinas de entre las halladas en Cártama, y algunas
de ellas llegaron a formar parte de las paredes de la casa.
Propiedad de
El mandamiento se cumplió hasta el
año 1841, en que, por
En 1911 fue la residencia de la
familia Faura-Márquez. En 1945 ya aparece de nuevo como residencia del
cura-párroco don José del Rosal Pérez.
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NÚMERO DE ORDEN EN
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DENOMINACIÓN: Casa de los Huertas.
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TIPOLOGÍA DE USO: Residencial.
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CRONOLOGÍA: Siglo XVIII.
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PROPIEDAD: Privada.
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DESCRIPCIÓN: Vivienda familiar de clase media muy reformada en la
actualidad, pero que conserva el balcón corrido preñado típico de principios
del siglo XVIII. Se compone de dos plantas con vanos asimétricos entre sí,
entendemos que debido a modernas reformas. Únicamente los centrales se
corresponden.
En su interior destaca un dintel
tallado con figuras hebraicas, en unas condiciones de inserción en el muro
medianero con la casa número 4, que mueven a pensar que ha permanecido
inalterado desde su construcción.
Consta en propiedad de la familia
Ganancias Rosso desde mediados del siglo XIX. En 1911 residían como
inquilinos; las familias Muñoz de Toro-García, Hurtado-Sepúlveda y
Espinosa-Hidalgo.
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NÚMERO DE ORDEN EN LA VÍA: 7.
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TIPOLOGÍA DE USO: Residencial.
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CRONOLOGÍA: Siglo XX.
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PROPIEDAD: Privada.
─ DESCRIPCIÓN:
N º 7.
Popularmente conocida como la casa
de Cristóbal “el recovero”. El titular, Cristóbal Villalobos, se dedicaba el
comercio con todo tipo de productos por el campo, y desde que la compró,
instaló en el bajo, esquina con
Esta casa además, tenía otra puerta
por la que se accedía directamente a la vivienda, con el número 1 de la calle
Pilar Alto.
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NÚMERO DE ORDEN EN
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TIPOLOGÍA DE USO: Residencial.
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CRONOLOGÍA: Siglo XIX.
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PROPIEDAD: Privada.
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DESCRIPCIÓN: Vivienda residencial de clase media, compuesta de bajo
más planta alta y cubierta de teja árabe. La fachada presenta dos huecos por
planta; los dos superiores, altos y estrechos, se comunican entre sí por
medio de un balcón corrido de forja. Los dos inferiores se encuentran
reformados, aunque guardan la simetría con los superiores.
Costa en propiedad de la familia
Rodríguez-Santana desde mediados del siglo XIX. En 1923 consta como vivienda
familiar de don José Prieto Negrete, funcionario municipal desde 1914 y
Secretario del Juzgado desde 1932.
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NÚMERO DE ORDEN EN
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TIPOLOGÍA DE USO: Residencial.
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CRONOLOGÍA: Segunda mitad del siglo XVIII.
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PROPIEDAD: Fue propiedad de doña Remedios Ganancias Rosso.
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DESCRIPCIÓN: Aun se puede apreciar la arquitectura típica de finales
del siglo XVIII.
Lo que hoy es cochera, a principios
del siglo XX fue un establecimiento de bebidas regentado por Francisco López
Marín, apodado “el diablo”, que por los años 20 del pasado siglo protagonizó
una historia de amor, recordada durante mucho tiempo.
“Frasquito el diablo”, como era
conocido, se enamoró de la muchacha más bonita de los contornos, una
chiquilla de 24 años, hija de un agricultor apodado “cara peñón”, el cual no
aceptaba la relación de su hija con este muchacho y le insistía que como
tenia tantos pretendientes escogiese otro mejor. Pero quizás por aquello de
que lo prohibido es lo que más atrae, los jóvenes ya se habían prometido y se
veían a escondidas, aunque siempre con el temor de ser descubiertos y de un
futuro incierto; con lo cual, tomaron una decisión drástica, aunque muy común
por aquellos años y que les uniría irremediablemente, consistente en
escaparse juntos y pasar una noche fuera de casa.
Como resultado, aunque no pasase
nada entre ellos, todo el mundo daba por hecho que sí. Con lo cual quedaba
mancillado el honor de la muchacha así como el orgullo del padre, y la única
forma de reparar este daño era que se casasen, consiguiendo así su objetivo.
Así lo hicieron, y finalmente se
casaron en 1924, pero el hecho quedó en la memoria colectiva del vecindario,
que a modo de admiración por la tenacidad de los jóvenes, creó una coplilla
que decía:
“Una niña muy
bonita,
hija de
cara peñón,
vino el
diablo,
y se la
llevó.”
El matrimonio regentó este local,
conocido como “La Taberna del Diablo”, hasta el fallecimiento de Frasquito,
ocurrido en 1937.
El tamaño de la casa permitía que
varias familias la habitasen al mismo tiempo, por lo que tenemos constancia
que en 1911 residían en ella la familia Espinosa-Pérez. En 1923 era residencia
familiar de don José González Marín y su esposa. En 1945 la habitaba doña
Dionisia Perles Benítez, recordada por los muchos años que estuvo de matrona
de partos en Cártama.Al tiempo también sirvió de escuela.
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NÚMERO DE ORDEN EN LA VÍA: 14.
─
TIPOLOGÍA DE USO: Residencial.
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CRONOLOGÍA: Siglo XX.
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DESCRIPCIÓN: Casa familiar de don José Roldán Aranda; personaje muy
significativo para Cártama, ya que fue maestro itinerante, fundador de una
agrupación política durante la I República y muy comprometido con el progreso
de su pueblo. Conocido por: “el bizco antequerilla”.
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Y a pesar de todo lo dicho, lo más
impresionante de esta plaza aun espera en el subsuelo a ser descubierto. Baste
decir que con lo actualmente excavado Cártama está siendo conocida y tomada
como referente en toda España. En muy pocos lugares existe una secuencia
arqueológica ininterrumpida en el tiempo y sumamente rica, como ocurre en
Cártama.
Estos hallazgos se convertirán en
lugar de visita obligada para el turismo cultural, el de más calidad, y por
tanto, una fuente de ingresos, como ocurre en otras poblaciones.
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