Cuando ya creemos que todo se ha dicho o escrito sobre un tema o periodo
histórico, siempre aparece algo, un documento, un objeto o un testimonio que nos
remueve por dentro ante la posibilidad de poder conocer nuevos detalles sobre
el capítulo que nos apasiona.
Este es el caso de García Lorca y su biografía, del que a estas alturas
parece increíble que algo nuevo se pueda decir. Sin embargo, hace algunos años
mi gran amigo Carlos Lucas, en una de nuestras frecuentes charlas históricas, me
puso sobre la pista de un importante personaje que durante un tiempo habitó en
la localidad malagueña de Valle de Abdalajís.
Por la diferencia de edad que nos distingue, lógicamente él ha conocido
personas que yo no he podido conocer, sobre todo personas que vivieron nuestra
guerra civil en primera persona, en un lugar como Valle de Abdalajís que por
ser entre agosto de 1936 y febrero de 1937 frente de guerra, tanto protagonismo
tuvo. En cierta ocasión me comentó que una de estas personas que vivió aquellos
días le contó que había conocido y tratado personalmente en el Valle a don
Patricio González de Canales.
Pero ¿Quién era este señor que de forma furtiva vivió durante algún
tiempo en el Valle?
Por la biografía oficial publicada en Wikipedia; Patricio González de
Canales nació en la localidad cordobesa de Bujalance en
1912, realizó estudios de derecho en la Universidad de Sevilla. Llegó a militar
en la izquierdista Federación Universitaria Escolar, pero su marcada
línea anticlerical le hizo abandonar la organización. Se integraría en el
«Frente Español» de Alfonso García-Valdecasas, y posteriormente
en Falange Española. Llegó a ser jefe local de Falange
en Sevilla, y para julio de 1936 era inspector de Falange para Andalucía
oriental,
Él mismo cuenta en una entrevista que se le hizo el 8 de octubre de 1973,
publicada por el periodista Eduardo Molina Fajardo (Los últimos días de García
Lorca. Ed. Plaza y Janes. 1983); a comienzos de julio de 1936 ya se preparaba
el alzamiento en todas las provincias de España. Esto era de dominio público
hasta el punto de que se encarcelaron a los líderes derechistas y de Falange
Española, considerados más conflictivos; aunque contaban estos con la
complicidad de muchas personas, incluidos funcionarios de prisiones.
En Granada había por aquellos días una lucha de poder entre Falange y la
CEDA y cuando llegó González de Canales el 17 de julio, como inspector jefe de
preparación para el alzamiento; cuentan los testigos
presenciales que el segundo día del levantamiento militar, ante el edificio del
Gobierno Militar de Granada, se reúne un numeroso grupo de personas a la espera
de ser encuadrados en milicias y recibir armas.
En el balcón principal aparece el diputado por la CEDA, Ramón Ruiz
Alonso, con camisa azul que a gritos intenta organizar a los allí congregados:
--¡Los de Acción Popular, a este lado! ¡Aquí los de Falange! —
De Ramón Ruiz Alonso dice Wikipedia que nació en Villaflores, Salamanca, el 14 de noviembre de 1903 y falleció
en Las
Vegas, Nevada, Estados Unidos, en 1978. Fue un
político y activista derechista español, activo durante
el periodo de la Segunda República Española y la Guerra
civil.
Su figura ha pasado a la historia por su implicación en la detención y
posterior asesinato del poeta Federico
García Lorca.
Obrero tipógrafo de profesión, fue diputado en Cortes durante el
periodo de la Segunda República. Conocido como el «obrero
amaestrado» por sus detractores, se convirtió en un miembro destacado de la
coalición derechista CEDA. Durante su
estancia en Granada mantuvo malas relaciones con las izquierdas y sectores
obreros, y también con dirigentes de la Falange granadina. Tras el estallido
de la Guerra
civil se
unió a las fuerzas sublevadas y tomó parte en las tareas de represión. |
A este acto reaccionaron los falangistas personándose en el lugar un
grupo de ellos, encabezado por Patricio González de Canales, que salen al
balcón y le quitan a Ruiz Alonso la camisa, le prohibieron hacer uso de ella y
le arrinconaron políticamente.
En aquel momento, desde el balcón, González de Canales dijo a los
asistentes: --¡Yo, que ostento aquí la representación de José Antonio Primo de
Rivera, tengo que decir una cosa! ¡Aquí no hay más milicias que las de Falange,
y el que no quiera que se vaya! —
Si hasta entonces la pugna por el poder en Granada se intuía entre
cedistas y falangistas, con este acto la rivalidad había quedado bien patente y
la balanza claramente inclinada a favor de Falange.
Pero para Ruiz Alonso la cosa no podía quedar así. La repulsa de este
señor venía desde que algún tiempo atrás había intentado ingresar en Falange y
el propio José Antonio lo rechazó, llamándolo “sindicalista amaestrado de la
CEDA”. Por su parte González de Canales tenía sus motivos para oponerse a aquel
reparto de armas, porque además de ostentar la representación, había llegado a
un acuerdo de no agresión con los grupos anarquistas granadinos.
Tras este suceso Ruiz Alonso no podía dejar las cosas así y planeó dar
un golpe donde más dolía en el orgullo de los falangistas, que era sacando de
casa de los hermanos Rosales, líderes de la Falange granadina, a su mayor
protegido, García Lorca, contra el que tejió todo un entramado de acusaciones
acordes con el pensamiento de la época, que desembocaría en su ejecución. Con
la complicidad del recién nombrado Gobernador Civil de Granada, Comandante José
Valdés Guzmán, también recién ingresado en Falange, aunque en público se
jactaba de rechazar los principios falangistas y al que también le acusan
algunos historiadores de fundar la granadina “escuadra negra”.
Según nos cuenta el historiador ardaleño, Francisco Ortiz Lozano, entre
los dos decidieron convertir la agrupación en una fuerza reaccionaria de
choque, pero para ello lo primero era deshacerse de González de Canales, al que
acusaron ante Queipo de Llano de que “no hacía más que plantear problemas”, por
lo que se envió una avioneta a Granada que el dos de agosto lo trasladaría a
Sevilla en calidad de detenido.
Cuenta la historia oficial que Patricio González de Canales pasaría al
año siguiente a la clandestinidad y nada se volvería a saber de él hasta
después de acabada la guerra.
Una historia que tiene mucha más miga que desmenuzar, pero de la que ya
se han ocupado otros historiadores y por esa razón no nos extenderemos en ella.
Pero la parte que aún no se ha contado es que el González de Canales, temeroso
de su vida, solicitó protección a unos conocidos que tenía en la ciudad de
Antequera. Aquellos lo ocultaron en un lugar de su plena confianza, que resultó
ser la casa de una familia vallestera, con la que convivió unos cinco meses
aproximadamente. Allí pasó desapercibido sin que los vecinos fuesen conscientes
del importante personaje que se hallaba entre ellos. Una protección por la que
don Patricio, como le llamaban, siempre estuvo agradecido y durante los
difíciles años cuarenta, cuando esta familia necesitó ayuda para sobrevivir,
don Patricio supo otorgarles desde Madrid, beneficios que aún hoy perduran.
Tras el final de la contienda pasó a ocupar otros puestos, siendo
nombrado secretario nacional de Propaganda, actuando primero la bajo la
jefatura de Manuel
Torres López y,
posteriormente, de David
Jato Miranda.
También llegó a ejercer en funciones como delegado nacional de Propaganda.
Durante la Dictadura
franquista González
de Canales mantuvo una actitud constante de disidencia y conspiración.
Opuesto al decreto
de Unificación,
entre 1937 y 1938 intentó establecer sin éxito una Falange autónoma. En
diciembre de 1939 se estableció en Madrid la clandestina Falange Española Auténtica (FEA), de
cuya Junta Política fue miembro y secretario. González de Canales fue la
verdadera alma de esta organización clandestina, que sin embargo acabaría
teniendo una existencia muy corta. Paradójicamente, a pesar de su actividad
disidente, al mismo tiempo González de Canales desempeñaba puestos de
relevancia en el seno de la dictadura.
En la década de 1960 fue uno de los vicepresidentes de los Círculos Doctrinales José Antonio —con el
«camisa vieja» Luis
González Vicén en
la presidencia—. A la muerte de Manuel Hedilla, en 1970,
González de Canales pasó a liderar el minúsculo Frente Nacional de Alianza Libre (FNAL).
Falleció en febrero de 1976, en su residencia de Madrid.